Desde la casta al ‘sorpasso’
Desde la llegada a España de la democracia se han logrado configurar algunos rasgos comunes en todos las citas con las urnas: bipartidismo, participación en descenso, desconfianza hacia los gobiernos y la clase política en épocas de crisis y un sistema parlamentario en manos de no más de diez formaciones. Sin embargo, todo dio un giro de 180 grados en las elecciones europeas de 2014, como germen; en las municipales de 2015, como aviso; y en las generales del pasado mes de diciembre como consolidación.
España ha vivido en los dos años el fin del bipartidismo, la entrada de nuevos partidos y el auge de una nueva forma de hacer política que han producido un cambio en el escenario electoral de todo el país. En los últimos días, el acuerdo entre Podemos e Izquierda Unida se ha hecho realidad y ayer Pablo Iglesias ofrecía a Pedro Sánchez la opción de ir con listas conjuntas en el Senado con el fin de superar al Partido Popular, una envenenada oferta que fue inmediatamente rechazada por el secretario general socialista.
Podemos, desde su formación, se ha presentando como un partido de la nueva política, de la gente y anticasta. Términos que su líder, Pablo Iglesias, y los principales portavoces del partido, repetían una y otra vez y que lograron introducir en la agenda durante los últimos años. Primero fue el concepto casta que definió al partido desde sus comienzos en una forma despectiva de dirigirse a la clase política tradicional. Una vez ellos se convirtieron en parte de esa clase, el término desapareció de sus argumentarios. Más tarde también lograron introducir en los programas de televisión y radio, en los diarios y en las redes sociales el término remontada durante la fase final de la campaña del 20 de diciembre. Y, con vistas al 26J, el nuevo concepto que Podemos está impulsando es el sorpasso, tomado prestado del italiano. En español, se refiere al adelantamiento que Podemos espera conseguir sobre el PSOE al ir de la mano de Izquierda Unida.
La introducción de términos en la agenda mediática puede parecer algo circunstancial y propio de los estudios de comunicación política. Pero va mucho más allá. Podemos es consciente de la importancia del dominio del lenguaje. Son conscientes de que quien controla las palabras controla la realidad y con esta premisa trabajan con eficacia. Han sabido apoderarse de conceptos clave y presentarse como el partido de la nueva política que tiene una puesta en escena moderna y cercana que contrasta con los mensajes institucionales, formales y serios de los partidos tradicionales. Así, pudimos ver el gran contraste de la puesta en escena del anuncio del acuerdo entre Podemos e Izquierda Unida a través de Facebook Live desde la puerta del Sol con el mensaje de Mariano Rajoy leyendo su teleprompter.
Que el PSOE fuera derrotado por la izquierda dinamitaría el liderazgo de Pedro Sánchez y removería Ferraz
Pero, a pesar de este posicionamiento, ¿qué es lo que buscan con el acuerdo con Izquierda Unida? Tiene un objetivo claro: arrebatar al PSOE la hegemonía de la izquierda y posicionarse como la única alternativa al Partido Popular. De lograrlo, Podemos e IU conseguirán que se fortalezca el debate izquierda-derecha en España y, en última instancia, buscan anular al PSOE.
La alianza Podemos-IU es peligrosa para los socialistas. Gracias a la ley d’Hont muchos de los escaños que Izquierda Unida no consigue en diferentes provincias por pocos votos, podrían hacerse realidad al ir de la mano con Podemos. Ese es el gran fin de este acuerdo que buscar convertir a la nueva coalición en la verdadera alternativa al Partido Popular. Por ello, que el PSOE fuera derrotado por la izquierdadinamitaría el liderazgo de Pedro Sánchez y removería los cimientos de la calle Ferraz.
Pero la unión Podemos-IU también tiene sus contraindicaciones. Está claro que a ambos les unen sus viejas ideas comunistas, pero para Podemos ir de la mano de un partido con 30 años de historia como IU anula el discurso de nueva política versus vieja política en el que tanto han trabajado en sus primeros años de existencia.
Por tanto, el relato de que este acuerdo es necesario para ganar el PP será el que intenten imponer a partir de ahora. Además, este nuevo escenario puede suponer en la práctica la disolución de Izquierda Unida, que al integrarse en una formación con mayor número de diputados tendrá muy difícil mantener su independencia y su identidad propia. De hecho, ya estamos viendo la tormentosa relación de Podemos con sus mareas en diferentes zonas de España.
Hasta hace unos días, tras conocer los resultados del 20D y los análisis poselectorales, muchos apostaban a que no habría grandes cambios el 26 de junio y que los resultados variarían poco de un partido a otro, pero este nuevo escenario podría alterar la ecuación y, por tanto, un nuevo cambio en el convulso mapa electoral español.
Daniel Ureña, socio de MAS Consulting y profesor de Deusto Business School