La presión fiscal en EE UU afecta a la fusión de Coca-Cola
La creación de la gran embotelladora europea de Coca-Cola va cumpliendo fases y, según ha defendido la empresa todo este tiempo, estará cerrada para final del presente trimestre. Coca-Cola European Partners, como se llamará la empresa, unirá a la española Coca-Cola Iberian Partners, con la alemana Coca-Cola Erfrischungsgetränke y la estadounidense Coca-Cola Enterprises.
Precisamente por parte de esta última podrían llegar algunas trabas imprevistas para la operación. Algunos analistas han señalado en las últimas semanas que la creciente presión de las autoridades fiscales en EE UU pueden provocar que los ahorros previstos en la operación, que asecendía a 375 millones en tres años, sean menores de los señalados en un primer momento.
La agencia Bloomberg señalaba ayer la preocupación de los analistas que ven que esta operación se pueda ver afectada por la lucha creciente de las autoridades estadounidenses contra los acuerdos conocidos como inversiones. Esta herramienta consiste en empresas norteamericanas que se fusionan con otras más pequeñas de países donde la fiscalidad es menor para mover su sede y así reducir sus costes en impuestos.
Aunque señalan que la fusión de las embotelladoras de Coca-Cola en Europa no corresponde exactamente a esta maniobra, sí se puede ver afectada por dicha presión y por el nuevo marco regulatorio fiscal. La propia Coca-Cola Enterprises, la única de las tres sociedades que participarán en la fusión de las embotelladoras que es cotizada, informó a la SEC a mediados de abril que la nueva regulación “podría reducir los ahorros anuales de la fusión”. Las compañía sin embargo no especificó de cuánto será el recorte en los ahorros.
En un encuentro con analistas celebrado hace unos días y recogido también en la equivalente estadounidense a la CNMV, un portavoz de la compañía, que tendrá un 48% de la nueva embotelladora, aseguraba que este hecho no cambiaba los planes, manteniendo la fecha para el cierre de la fusión.
La presión de EE UU a este tipo de fusiones, conocidas como inversiones, ha puesto en aprietos, o incluso tumbado, algunas de las operaciones más importantes de los últimos tiempos. La más sonada fue la adquisición de Allergan por parte de la estadounidense Pfizer, valorada en unos 160.000 millones de dólares.