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Tribuna
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1º de Mayo: cuando el Gobierno ahorra a costa de los parados

Afronto mi primer Primero de Mayo como secretario general de UGT con una enorme ilusión, pero también con el peso de la responsabilidad de intentar dar voz a los más desfavorecidos. Un Primero de Mayo que coincide con el inicio de una campaña de elecciones generales y justo después de conocerse los datos de la EPA del primer trimestre del año.

Unos datos de los que precisamente el ministro de Economía, Luis de Guindos, ha dicho que son positivos. Nadie debería estar satisfecho cuando hay casi cinco millones de personas en paro (uno de cada cinco ciudadanos en edad de trabajar), cuando la mitad de ellos llevan más de un año buscando empleo sin encontrarlo, cuando la mitad de ellos no tienen ningún tipo de prestación, cuando el 60% de los que sí la tienen es asistencial, cuando hay 700.000 familias sin ningún tipo de ingreso y hay un millón y medio de hogares con todos sus miembros en paro, cuando la mitad de los jóvenes están desempleados, cuando nueve de cada diez contratos realizados son temporales y uno de cada cuatro dura menos de una semana.

Y, mientras, el Gobierno deja de gastar mil millones de euros de los fondos del Programa de Activación para el Empleo y el Plan Prepara, cuando se ahorra 400 millones en prestaciones por desempleo, cuando deja de formar a cuatro millones de trabajadores parados y ocupados, mientras no sabemos a qué destina los fondos finalistas aportados por todos los ciudadanos mediante sus impuestos y cotizaciones sociales.

Y lo hace mientras nos amenaza con la necesidad de recortar 2.000 millones de euros por la desviación del déficit público y señala como culpables a las comunidades autónomas y la Seguridad Social, y más concretamente a las pensiones, quizás advirtiendo de nuevas reformas si volviera a gobernar, que no son más que nuevos recortes a las pensiones futuras y presentes y al acceso a las mismas, a la vez que se gasta la mitad del Fondo de Reserva de las pensiones y olvida la rebaja fiscal que aprobó el pasado año justo antes de las elecciones.

Al tiempo que nos piden otra vez un esfuerzo fiscal ante la nueva campaña de la renta y cuando paradójicamente salen a la luz los papeles de Panamá que descubren las trampas de algunos para evadir al fisco mientras los trabajadores que tienen un salario tienen que pagar sí o sí.

El Gobierno nos volverá a decir luego que no hay dinero para pensiones, para las prestaciones a los parados, para formar a los trabajadores, para subir el salario mínimo, para crear una renta básica... ¡claro que hay dinero!, solo que mal repartido. Dinero que debería ir a un plan de choque por el empleo, para dar más cobertura a los parados, para construir un puente a la jubilación a los desempleados de más de 55 años, para reponer un contrato de relevo y eficaz que permite a los jóvenes acceder a un puesto de trabajo, para que los salarios crezcan, junto a una reforma fiscal más progresiva y justa y la derogación de las reformas laborales.

Todo esto permitiría empleos mejores y más estables, mayores cotizaciones, más demanda y más confianza, lo que aseguraría el futuro de las pensiones dinamizaría la economía y haría más sólido el crecimiento. Todo lo contrario de lo que ocurre ahora a la vista de los últimos datos de la encuesta de población activa y del PIB del primer trimestre o del IPC de marzo.

Mientras el Gobierno ahorra a costa de los parados, UGT quiere redistribuir la riqueza.

A pesar de la parálisis política y económica sufrida por la falta de un nuevo Gobierno, a pesar de las imperiosas necesidades de los españoles más desfavorecidos, deben sacar una visión positiva de la nueva convocatoria de elecciones: este Primero de Mayo coincide con el minuto cero de la campaña electoral, y debemos convertir este revés en una oportunidad para conseguir introducir en los programas electorales las propuestas del sindicato.

Pepe Álvarez es Secretario general de UGT

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