Soria: “La incertidumbre política está paralizando el desarrollo digital”
La incertidumbre política marcó ayer el II Encuentro de Economía Digital organizado por la patronal tecnológica Ametic. En el encuentro, el ministro de Industria en funciones, José Manuel Soria, destacó que la transformación digital de las empresas de cualquier sector “ya no es una opción. En el contexto actual, si queremos ser realmente competitivos no hay otro camino. La revolución digital afecta a todas las industrias, a todos los ámbitos de la economía”.
En su intervención, Soria reivindicó la apuesta del Gobierno de Mariano Rajoy para adaptar la economía española y el marco regulatorio a la transformación digital en estos cuatro años, impulsando más de 100 medidas en la Agenda Digital para España y la nueva Ley de Telecomunicaciones, entre otras acciones. Pero criticó que la incertidumbre política y la falta de Gobierno tras las elecciones del 20 de diciembre “están paralizando el desarrollo digital”.
“Hay muchos indicadores donde aún debemos seguir avanzando. Hoy teníamos que estar preparando la hoja de ruta de la agenda digital para 2016-2020, pero un Gobierno en funciones no puede tomar decisiones que comprometan al futuro Gobierno, y eso es francamente negativo para la economía española”. "Cuando en mayo se apruebe la nueva estrategia de la UE deberíamos estar preparados y, desgraciadamente, dada la situación que vivimos aún no lo hemos hecho. La digitalización no espera", insistió.
En la misma línea, el presidente de Ametic, José Manuel de Riva, apuntó que España atraviesa un periodo de intensos cambios e incertidumbre propiciado por razones tanto internas como externas, y alertó de la importancia de que esto “no frene los logros alcanzados en los últimos años”. “Vemos la situación desde el mundo empresarial con creciente preocupación. La importancia de la transformación digital ya no se cuestiona. Es momento de liderazgo, de determinación”.
Compromiso real
Para De Riva, España no está en el lugar que debiera en la omnipresente revolución digital, ni en términos relativos ni absolutos. “Todo el mundo parece estar convencido de la importancia de la transformación digital, pero los hechos no lo reflejan. Y ello obliga a los poderes públicos y al sector privado a tomar decisiones concretas y a asumir un compromiso real ante esta gran oportunidad”. Para De Riva es el momento de imaginar “el país que queremos y tratar de hacerlo realidad. Nuestra ambición aspira a que la tecnología digital sea una cuestión de Estado, que la tecnología sea una palanca de cambio real” de la economía, la educación, los servicios públicos...
Por su parte, el presidente de la CEOE, Juan Rosell, subrayó que para los empresarios es “una necesidad y una obligación” entrar en la economía digital, pero alertó de que aún queda “mucho camino por recorrer”. “Cuanto mas rápido vayamos y más nos lo creamos, mejor”, sentenció.
Otra cuestión en la que coincidieron los asistentes fue la urgencia de un desarrollo efectivo del mercado digital único europeo, que propicie “un marco legal estable y predecible” y en el que pueda establecerse “una competencia justa”, según De Riva. Su implantación tendría, según Rosell, un impacto económico de 415.000 millones de euros y 250.000 puestos de trabajo.
"Acciones valientes"
El director de BusinessEurope, Markus J. Beyrer, también destacó ayer que la transformación digital “no es una opción”, sino una necesidad si Europa quiere volver a una senda de recuperación sostenida. “Europa debe dar los pasos correctos en materia de datos, empleo, habilidades e infraestructuras”, dijo, al tiempo que reclamó “acciones valientes” a nivel europeo para aprovechar las oportunidades que ofrece la digitalización. Beyrer aseguró que en 2015 Europa podría añadir un valor bruto a su industria de 1,25 billones de euros gracias a la digitalización, pero si no se lleva a cabo adecuadamente podría generar pérdidas potenciales por 600.000 millones.
Beyrer se lamentó de que solo el 1,7% de las empresas de la UE hagan uso de tecnologías digitales avanzadas y reclamó que cualquier legislación aplicable a la economía digital tenga el suficiente grado de flexibilidad para adaptarse a esta evolución y que no constituya un freno a la innovación”.