Las buenas perspectivas del Tesoro
Desde que en abril de 2015 España entró a formar parte del club de países que emiten deuda a tipos negativos, el Tesoro Público ha captado casi 48.000 millones de euros, una cifra que equivale al 16% del total de emisiones desde esa fecha. Este cambio radical en cuanto a condiciones de financiación permitirá al organismo ingresar entre este año y el que viene 17 millones de euros. Pese a que la cifra no es elevada en términos absolutos, hay que recordar que en el plazo de apenas dos años y medio España ha pasado de pagar hasta un 5% por colocar su deuda a obtener rendimientos por esas colocaciones. A ello hay que sumar la rebaja de intereses que ha traído consigo todo ese proceso y que solo en 2015 permitió ahorrar 3.200 millones de euros.
Las razones que explican el cambio de escenario que ha vivido la economía española en términos de financiación desde los más duros momentos de la tormenta de deuda soberana tienen que ver con la recuperación de la confianza de los inversores en la economía del país, pero también con los indudables beneficios que ha tenido la política monetaria llevada a cabo por el Banco Central Europeo (BCE). La hoja de ruta seguida por Mario Draghi al frente del BCE no solo ha incluido la rebaja de tipos hasta el 0%, sino una sustanciosa batería de medidas no convencionales para combatir la deflación, apoyar la reapertura del crédito a las empresas y auxiliar el proceso de recuperación de los países más golpeados por los efectos de la crisis.
Esa activa política monetaria de Fráncfort, sumada a la agenda de reformas estructurales impulsada por España en los últimos años y al severo ejercicio realizado en términos de disciplina fiscal, ha servido de catalizador para revertir los costes de financiación de nuestra economía desde cotas que llegaron a ser insostenibles. La conjunción de esos factores ha permitido abaratar en un tiempo récord los costes de financiación, una tendencia que el Tesoro busca continuar en su agenda de los próximos meses, que incluye cuatro nuevas subastas de bonos.
El éxito de esa estrategia depende de la evolución de los mercados internacionales, sujetos a la inestabilidad de una economía global en la que existen riesgos importantes, como es el caso de China y su cambio de modelo económico, de la buena marcha de la recuperación de las economías europeas y especialmente del comportamiento de la economía española. Un horizonte en el que hay que tener en cuenta los efectos de la actual coyuntura política española, con un Ejecutivo que continúa en funciones y un mapa parlamentario cuya fragmentación no apunta a una pronta composición de Gobierno y que puede incidir tanto en la evolución de los costes de financiación como en el cumplimiento de las previsiones de crecimiento de la economía nacional.