La mitad del petróleo de EE UU viene ya del “fracking”
La fractura hidráulica, al margen de las implicaciones ambientales, permitió cambiar el perfil de un país productor a uno consumidor, impulsando su suministro al mercado
El fracking en Estados Unidos continua avanzando pese a la presión que supone un precio tan bajo del petróleo. Según los datos de la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA, por sus siglas en inglés), por primera vez en 2015 la producción de petróleo a través de fractura hidráulica supuso la mitad de la producción total del país.
El fracking no es, sin embargo, una técnica novedosa. Según los registros de la propia EIA, se ha llevado a cabo en territorio norteamericano durante más de seis décadas, aunque de forma extremadamente minoritaria. A comienzos de siglo, 23.000 pozos empleaban fracking para producir alrededor de 102.000 barriles diarios de petróleo, es decir, únicamente el 2% de la producción total de Estados Unidos por aquel entonces.
Esta técnica, al margen de las implicaciones ambientales que ha demostrado ocasionar, resulta extremadamente costosa y muchos expertos consideran que, pese a la notable mejora de la eficiencia de estas plataformas, la extracción a los actuales precios resulta deficitaria. De hecho, en el último año, y como consecuencia de la baja cotización del barril, más de 700 plataformas se han cerrado, atendiendo al registro de la entidad Baker Huges, que lleva la cuenta de los pozos en funcionamiento.
El fracking, eso sí, ha permitido que uno de los mayores consumidores de oro negro del mundo eleve su producción a niveles desconocidos hasta la fecha, hasta el punto de permitirle eliminar las restricciones a las exportaciones de crudo que, desde hace más de 40 años, aseguraban que el petróleo producido se quedase en suelo nacional.
Para 2015, el número de pozos petrolíferos que hacían uso de la técnica de fractura hidráulica aumentó hasta cerca de los 300.000 y la producción que eran capaces de generar se elevó hasta los 4,3 millones de barriles diarios.
Este cambio de EE UU de un perfil consumidor a uno productor fue el conductor principal del giro de timón de la OPEP, que pasó de una estrategia basada en la estabilidad de precios de petróleo a otra que pasaba por aumentar al máximo el suministro de oro negro al mercado con el objetivo de hundir los precios del crudo y expulsar a estos nuevos productores menos eficientes.
La guerra de precios, que llegó a desplomar la cotización del petróleo Brent (de referencia en Europa) en más de un 70% en tan solo 20 meses, es el principal enemigo del fracking y, según los últimos datos de la Agencia Internacional de la Energía, hará reducir la producción estadounidense en 530.000 barriles diarios.