La construcción de casas, su adquisición o rehabilitación y los servicios inmobiliarios absorben ahora el 55,1% del volumen de crédito concedido por la banca a las empresas y los particulares en España, una proporción que define lo sesgado del modelo productivo del país hacia el ladrillo.
El sistema financiero solo destina el 8,2% del dinero a la industria y el 25,83% a los servicios.