Los donativos de Twitter a su plantilla
Los esfuerzos de Twitter para retener el talento mandan al menos dos advertencias a los inversores. Una de ellas es que las acciones que el servicio de microblogging ha dado a los empleados no les hacen pensar como propietarios. La otra es que su forma preferida de calcular los beneficios es cada vez más ajena a la realidad.
La compañía de Jack Dorsey ha dado a los empleados más acciones e incentivos para evitar que se marchen, según informó el Wall Street Journal. Los títulos de Twitter han perdido casi dos tercios de su valor en el último año, y ahora cotizan alrededor de un tercio por debajo el precio de 26 dólares (unos 23 euros) por acción fijado en su oferta pública de venta en noviembre de 2013.
La empresa tiene la mala costumbre de excluir los pagos basados en acciones de sus medidas de beneficios
Twitter ha concedido nuevos títulos a los empleados en cantidades destinadas a compensarles por lo que han perdido, según el diario. Eso debería tener un impacto positivo sobre la moral, pero también hay que tener en cuenta que atará sus fortuna a la evolución del negocio.
Por otra parte, Twitter ya tiene la mala costumbre, extendida en Silicon Valley, de excluir sus sueldos basados en acciones de sus medidas de beneficios. En 2015, la compañía perdió un total de 521 millones de dólares en la contabilidad estándar. Excluyendo los donativos de acciones y otros casos similares, como elige hacer por fines internos, obtuvo una ganancia de 277 millones de dólares.
Llevado al extremo, si Dorsey no logra dar un vuelco a Twitter, el precio de la acción sigue cayendo y continúa dando al personal más títulos para compensar esos descensos, otros inversores quedarán atrapados en una espiral de dilución. Cada acción que posean representaría una fracción en rápida caída de una versión cada vez más distorsionada de los beneficios. Cuanto más tiempo se aferren Dorsey y su equipo a la idea de que dar acciones de Twitter no cuesta nada, más crecerán las posibilidades de que un mayor número de inversores puedan llegar a pensar que el precio de los títulos es justo.