Las mujeres explotan los microcréditos más que los hombres
Sin embargo, les cuesta mucho más internacionalizarse y crear puestos de trabajo
Seis de cada diez personas que piden un microcrédito para montar un negocio son mujeres. Así lo desvelan los datos de un informe realizado por el Instituto de Innovación Social de Esade en 2015 para MicroBank.
Por lo general, los hombres suelen recurrir a este tipo de productos para ampliar o consolidar una compañía que ya existe, pero las mujeres lo usan para comenzar un nuevo proyecto empresarial. En el 40% de las situaciones, las emprendedoras dedican el préstamo para financiar la totalidad de la inversión precisa para montar el negocio, mientras que a otro 36% les ha servido para sufragar algo más de la mitad de los gastos generados.
Por franjas de edades, las más emprendedoras son las que se encuentran entre los 36 y los 49 años. Representan el 44%, mientras que en el caso de los hombres suponen el 47%. Entre los que solicitan estos microcréditos apenas hay mujeres con edades superiores a los 65 años, mientras que las menores de 36 años abarcan una tercera parte del total.
Este estudio desarrollado para MicroBank desvela que el 48% de las empresas que se benefician de estos préstamos sólo tienen como trabajador al responsable del negocio, mientras que un 27% ha podido contratar a un empleado, cuando hace dos años esta cifra se reducía hasta el 18%. Entre las compañías financiadas, se genera de media la creación de dos puestos de trabajo por parte de las emprendedoras, mientras que en el caso de los hombres alcanza los 2,4 empleos, incluido el propio responsable. Entre un género y otro la principal diferencia radica en el tamaño de la empresa.
En lo que se refiere a los grados de internacionalización, un 10% de los hombres que montaron sus empresas con estos microcréditos consiguieron extender su poder más allá de nuestras fronteras. En el caso de las emprendedoras, sólo el 6% consiguió llegar al extranjero con sus propuestas. Este estudio de Esade muestra las grandes asignaturas pendientes que tienen las mujeres. En otras cosas, una mayor capacidad para afrontar riesgos e incrementar la diversificación, sin olvidarse de la creación de empleo más rápida.