El capital sale de España a un ritmo solo superado en lo peor de la crisis
La inestabilidad política ante las sucesivas citas electorales que se vivieron el año pasado ha pasado factura al flujo de capitales. Eso, al menos, es lo que podría deducirse de las cifras conocidas hoy de la balanza de pagos, que indican que el capital extranjero volvió a salir de España el pasado año a un ritmo que solo se había registrado durante lo peor de la crisis.
En concreto, según los datos provisionales dados a conocer por el Banco de España, los inversores sacaron 70.200 millones de euros de España en 2015, frente a un saldo neto positivo de 5.600 millones de capital que fue contabilizado un año antes.
Esta parte de la balanza de pagos mide el saldo entre lo que los españoles invirtieron fuera del país y lo que los extranjeros destinaron a España. Según esto, el pasado año los inversores extranjeros retiraron 21.000 millones de euros de inversiones directas –frente a una retirada el año anterior de 9.400 millones–.
Además, sacaron otros 48.000 millones que tenían depositados en otros productos como préstamos o depósitos, en comparación con los 10 millones de euros que entraron en España en este tipo de inversiones en 2014.
Según explicaron fuentes del Banco de España, esta partida de 48.000 millones, denominada en la estadística como otras inversiones es la más volátil de la balanza y oscila significativamente de un mes a otro. Hace referencia a todas las operaciones que realizan las entidades financieras y mide, en definitiva, el volumen de pasivos que los extranjeros tienen en España (como bonos de deuda). Los técnicos del regulador no consideran que esto deba ser considerado como fuga de capitales, una definición que circunscriben a las inversiones de cartera, que en 2015 contabilizaron apenas un saldo negativo o salida de 700 millones.
Por su parte, desde Economía también rechazaron que esa partida pueda ser considerada como fuga de capitales y, al contrario que el Banco de España, sí especificaron que en ella estarían incluidas las compras de deuda española llevadas a cabo por el programa del BCE. Así, el capital extranjero solo creció en un concepto: la compra de derivados financieros, donde lo invertido creció en 600 millones.
Todas estas cifras arrojan que el pasado año fue el tercer peor ejercicio de los últimos quince años, solo superado por 2012, cuando los inversores extranjeros sacaron 170.508 millones en un solo año y 2011, con una huida de capitales que ascendió a 79.503 millones.
De hecho, desde el año 2000, salvo en estos tres ejercicios –2011, 2012 y 2015– el saldo anual fue positivo, con entradas netas de capital extranjero. En estos últimos 15 años, el récord de recepción de inversiones extranjeras se produjo en 2006, con la entrada de 110.870 millones de euros al país.
Es más, hay otra circunstancia que apunta a la incertidumbre política y las correspondientes dudas que genera en el plano económico como causantes de esta vuelta a la huida de capitales. Se trata de que solo en el mes de diciembre, salieron 19.000 millones de euros (el 27% de lo retirado en todo el año).
Saldo de bienes y servicios
Pese a estas cifras, la balanza por cuenta corriente –que mide los ingresos y pagos al exterior por el intercambio de mercancías servicios, rentas y transferencias–, registró superávit por tercer año consecutivo. En concreto, el balance positivo ascendió a 16.700 millones de euros, casi un 64% más que en 2014, cuando el superávit fue de 10.200 millones. La segunda parte del año fue clave en la consecución de este superávit, ya que los números positivos registrados en los últimos siete meses del año tuvieron que contrarrestar un déficit de 900 millones de euros registrado en los cinco primeros meses de 2015.
El saldo positivo de 27.400 millones en el capítulo de bienes y servicios, que se incrementó un 5,3%, explicó gran parte del superávit; mientras que las rentas terminaron el ejercicio con unos números rojos de 10.700 millones de euros, frente al déficit de 15.700 millones de un año antes.
A pesar del nuevo récord vivido por el turismo el pasado año, la balanza de turismo y viajes arrojó un superávit de 35.300 millones, cien millones menos que el que se anotó en 2014. Todas estas cifras junto con la cuenta de capital –que registró también un superávit de 6.000 millones– determinaron una capacidad de financiación de la economía española de 22.700 millones de euros, en comparación con los 14.700 millones contabilizados un año antes.