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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Preparar los motores para un año de oro

Las resultados de las empresas cotizadas españolas, al cierre del ejercicio 2015, dibujan una radiografía menos potente de lo que preveía el mercado pero que augura buenas perspectivas para 2016. A falta de que se publiquen las cuentas de unas pocas compañías que restan por presentar su balance, el beneficio de las empresas del Ibex 35 a cierre de diciembre ha ascendido a 20.200 millones de euros, un 28% menos de lo obtenido en 2014. Un porcentaje que se queda en el 21% si se incluye en el cálculo las previsiones que el mercado maneja para las que aún no han presentado cuentas. Pese a que en su conjunto, el saldo ha estado por debajo de lo esperado, un examen detallado de los valores revela que dos de cada diez han cerrado el año por encima de las previsiones de los analistas. Es el caso de Gas Natural, Bankia, Sabadell, Aena, Ferrovial y Dia, que se perfilan como sorpresas en el selectivo. A ellas hay que sumar otras cinco que sí han respondido a las expectativas: así ha ocurrido con Iberdrola, Sacyr, Enagás, Bankinter y Mapfre.

Entre las razones que explican que los resultados no hayan sido más brillantes destaca la política de ajustes y provisiones que han practicado las empresas. Un ejercicio de cautela con la vista puesta en un 2016, año para el cual el mercado prevé un crecimiento de beneficios superior al 50%, hasta un entorno de aproximadamente 37.000 millones de euros. Esa ha sido la estrategia seguida por BBVA, Telefónica, Repsol, Sacyr o Arcelor, entre otras. Es, claro, el caso de la entidad presidida por Francisco González, que ha contabilizado en el cuarto trimestre el impacto negativo del banco turco Garanti y de otras operaciones. O el de Repsol, que se ha visto obligada a provisionar debido a la caída de los precios del crudo. O el de Telefónica, que ha tenido que hacer dotaciones por su plan voluntario de suspensión de empleos.

También por sectores ha habido aspectos destacables. Las compañías energéticas han tenido un buen comportamiento en conjunto, pero hay valores que destacan sobre la media, como Gas Natural, que ha batido previsiones al ganar un 10% más de lo esperado. Las entidades financieras han cerrado el cuarto trimestre lastradas por las dotaciones a que han tenido que hacer frente, pero aún así las siete que cotizan en el Ibex han logrado un 8% más de beneficio que el alcanzado en 2014 y encaran 2016 con expectativas de ganar un 30% más que el año pasado. Otros sectores, como el de la industria, ofrecen un perfil desigual, en el que se combinan aquellas sociedades más expuestas a las materias primas, que han acusado esta vinculación en sus resultados, con valores como Aena, que ha superando las previsiones. La construcción ha cerrado el año con fuertes ganancias, que oscilan entre un 1% y más del 1.000%, y afronta 2016 con una previsión de beneficios de hasta un 40% menos que en 2015. Otro sector lastrado por las dotaciones ha sido el de las telecos, que tienen por delante un ejercicio en el que se augura un aumento de beneficios de hasta el 20%. En general, y ante un mercado con alta volatilidad, los analistas recomiendan combinar valores cíclicos con otros defensivos: Enagás, Red Eléctrica, Iberdrola, Dia, Bankia, Bankinter, IAG, Abertis o Aena son algunas de las opciones.

Las optimistas perspectivas que el mercado ofrece para el ejercicio que acaba de comenzar dan por hecho que se resuelva –y que se haga en un plazo razonable y con estabilidad suficiente– el clima de incertidumbre política que España vive tras las elecciones del pasado 20D. Un ambiente poco propicio para los inversores y que está retrasando la adopción de nuevas reformas económicas que deben comenzar a implantarse cuanto antes. La economía española, a la cabeza de la UE en tasa de crecimiento, se halla en pleno proceso de consolidación impulsada por el despegue de la demanda interna. Un arranque, sin embargo, lo suficientemente reciente como para que pueda ralentizarse, paralizarse e incluso revertirse si no cuenta con un entorno favorable que lo alimente y apuntale. Mientras que en algunos de los riesgos exteriores –es el caso de la evolución del petróleo o de la inestabilidad de las economías emergentes– no existe demasiada capacidad de maniobra, la incertidumbre que vive España respecto a su futuro político puede neutralizarse con diálogo, voluntad política y responsabilidad.

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