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Hans Bossink, director general de Carestream Europe

“Creemos que nuestro futuro en España será brillante”

“Hemos aumentado nuestros ingresos en España un 20% en los dos últimos años" "Del Gobierno solo nos importa que invierta en sanidad"

Manuel Casamayón
Manuel G. Pascual

El holandés Hans Bossink es desde finales de 2014 el máximo responsable en Europa de Carestream. Esta multinacional, especializada en el desarrollo de equipos de imagen médica y tecnologías de la información, formó parte del grupo Kodak hasta 2007, cuando entró en la órbita de la canadiense Onex. Buen conocedor del sector –trabajó en las divisiones médicas de Philips y Samsung anteriormente–, Hassink está convencido de la solidez del negocio de la digitalización de sistemas de visionado de imágenes.

¿Qué oportunidades de negocio están explorando actualmente?

Históricamente hemos trabajado con las películas, especialmente con las radiografías, y ahora estamos dando el salto a la era digital. Eso supone para el sistema de salud mejorar la eficiencia en la distribución, archivo y análisis de imágenes. Tenemos una amplia cartera de servicios en captación y gestión de imágenes. Eso ayuda mucho a los médicos, que pueden dedicarle más tiempo a los pacientes al no tener que pasar horas manejando las máquinas. Acabamos de lanzar una nueva máquina de ultrasonidos que aumenta la nitidez y precisión de los diagnósticos. Y, próximamente, comercializaremos un escáner 3D portátil dirigido a la ortopedia para mejorar los diseños de implantes y aumentar la precisión de las cirugías. Este es un segmento que crecerá mucho en los próximos años.

En Andalucía hemos implantado la mayor red de almacenaje de imágenes médicas del mundo, compartida por 1.600 centros”

¿Cuál es su apuesta en tecnología móvil?

Si nos fijamos en la portabilidad de los datos, por ejemplo para enseñárselos a los pacientes, vemos una clara tendencia en la transferencia de poder al paciente para que tome decisiones sobre su propia salud y esté mejor atendido. La idea es que el paciente se trate cada vez más en su propia casa cuando la naturaleza de su dolencia lo permita. Ya sucede con los enfermos crónicos. También sirve para facilitar la colaboración entre doctores. La filosofía es optimizar los costes en la utilización de recursos y de horas de trabajo de los médicos. Un especialista puede estudiar un caso a kilómetros de distancia si el médico de cabecera le envía datos e imágenes relevantes.

Si el tratamiento de los crónicos se acaba desplazando a los hogares, ¿eso no acabaría erosionando su negocio en los hospitales?

La gente no dejará nunca de ir a los hospitales para ser intervenida y asistida. La cuestión es tratar de que acudan al centro solo cuando sea imprescindible. Se trata de que puedan reaccionar ante los datos médicos que les ofrecemos. No vemos que vaya a traer menos oportunidades de negocio, sino otras nuevas. Si esa evolución continúa, hará falta que se produzcan encuentros virtuales paciente-médico o entre equipos multidisciplinares de institutos de investigación, laboratorios, especialistas y médicos de cabecera, por ejemplo. Ahí estaremos nosotros para poner la tecnología que permita que compartan información e imágenes.

¿Cómo calificaría la situación de la compañía en España?

Tenemos algunos grandes proyectos en fase de implementación y seguimos buscando nuevas oportunidades con las regiones. A finales del año pasado pusimos en marcha en Andalucía la que se considera la mayor red de almacenaje de imágenes digitales del mundo, con más de ocho millones de visitas al año. Esa información es administrada y compartida por médicos de más de 1.600 centros sanitarios. También trabajamos con el grupo Quirón Salud, por lo que tocamos la parte pública y la privada de la sanidad. Hemos aumentado significativamente nuestros ingresos en torno al 20% y nuestros trabajadores, en un 15% en los últimos dos años. Creemos que nuestro futuro en España será brillante.

Muchos inversores internacionales no esconden que les preocupa la situación política española. ¿Usted qué opina?

Para nosotros solo importa la inversión que hacen los Gobiernos en sanidad. Sobre el resto no opinamos porque no nos compete hacerlo. Vemos futuro en España. Seguiremos invirtiendo en nuestra organización, en la manera de involucrar y consultar a nuestros consumidores y en la optimización de nuestros recursos.

“Tenemos más de 800 patentes en el mundo”

¿Qué países están avanzando más en la digitalización de sus sistemas sanitarios?

En general, el oeste de Europa está poniendo más empeño en ello que el este. Lo que vemos en Europa Occidental es una tendencia similar hacia la creciente digitalización de todos los procesos. No hay grandes diferencias entre los países de esta región. Quizá los nórdicos están un poco más avanzados, pero porque iniciaron antes el proceso. En cualquier caso, los hospitales europeos todavía no archivan de forma sistemática el 80% de las imágenes clínicas no radiológicas que procesan. Queda mucho por hacer.

La innovación es clave en su sector. ¿Cuántas patentes registraron el año pasado?

Tenemos más de 800 patentes en todo el mundo. El año pasado registramos 61 solo en Estados Unidos, una cifra récord para nosotros, a las que hay que sumar otras 60 en el resto del mundo. Dedicamos el 8% de nuestros ingresos anuales a I+D+i. Nuestra forma de entender la innovación implica la colaboración con los usuarios, para que nos ayuden a entender qué soluciones son más necesarias en cada momento.

¿Producen o planean producir wearables?

Todavía no. Tenemos una app que da acceso al paciente a un portal con datos clínicos. La tendencia del mercado claramente irá por desarrollar elementos que ayuden al usuario a monitorizar su propio estado de salud, y nuestro papel ahí será integrar, ordenar y presentar esos datos. Trabajamos más en el lado de las imágenes, y eso le sirve fundamentalmente al médico. Es importante que las visitas poco importantes se hagan de forma remota para oxigenar el sistema.

Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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