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El puzzle del BCE

El índice IFO de clima industrial, que mide la confianza empresarial en Alemania (y elabora el instituto de mismo nombre) cayó en febrero a una cifra ajustada temporalmente de 105,7 partiendo de 107,3 en el mes anterior y los 106,8 que se esperaba. Esta cifra es el nivel más bajo desde diciembre de 2014 y es el tercer mes consecutivo en el que el dato decepciona.

Por subíndices, el que hace referencia a las “condiciones actuales”, mejoró a 112,9, frente al 112,0 esperado y 112,5 anterior, mientras que el de “expectativas” se ha situado en febrero en 98,8, frente al 101,6 esperado por el mercado y 102,4 del mes de enero.

Este dato viene a refrendar otros que ya hemos visto recientemente, como los PMI’s tanto a nivel europeo como americano y asiático que avanzan en la perspectiva de un debilitamiento de la actividad económica a nivel global.

Si recordamos el PMI compuesto europeo, elaborado tan solo con los datos preliminares de Alemania y Francia y por lo tanto sujeto a variaciones significativas, se situó en 52,7 desde 53,6, nivel que suele corresponder con una tasa de crecimiento trimestral del 0,3%.

Nada nuevo ya que el índice IFO sobre Clima empresarial Global (que elabora el instituto de igual nombre, pero con periodicidad trimestral) está por debajo de su media histórica y con fuertes deterioros desde el inicio del 2015.

Y el mismo pero referido a la UME muestra el mismo deterioro aunque menos pronunciado en la Eurozona que a nivel global pero basado, como ene l caso alemán, en una mejora de la situación actual y un empeoramiento de las expectativas.

Con todo lo cual parece que la puerta está cada vez más abierta a una medida más contundente por parte del BCE el próximo 10 de marzo y eso que las condiciones financieras en Alemania podrían denominarse de muchas maneras, pero no con el calificativo de restrictiva:

Y eso no es inocuo:

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