Las empresas se vuelven a refugiar en la Unión Europea
Los exportadores españoles siempre han mostrado querencia por hacer negocios con sus socios comerciales de la Unión Europea antes que embarcarse en aventuras hacia otras zonas del mundo, como África, Asia o América. Esa predisposición es la que ha hecho que Europa tenga un peso determinante en la balanza comercial española y que, al mismo tiempo, España sea desconocida o juegue un papel marginal en el resto de regiones.
El mayor exponente de esta tendencia se produjo en 2009, cuando las ventas a la UE rozaron el 69% del total y las de la zona euro llegaron al 57%. Desde esa fecha, impulsada por los planes de diversificación geográfica de la exportaciones impulsadas durante el Ejecutivo de Zapatero y Rajoy, las exportaciones a otros destinos empezaron a crecer con fuerza y alcanzaron máximos en 2012. Las ventas a la Unión Europea y a la zona euro tocaron mínimos históricos (62,8% y 49,5%).
En esa hoja de ruta, sin embargo, no se contemplaba que ese año estallaría la crisis de la deuda soberana en Europa y que dos años después surgiría la enésima crisis de los emergentes. Todo ello obligó a un nuevo repliegue a la zona de seguridad, con lo que las exportaciones a la UE y a la zona euro cerraron 2015 en el 64,8% y en el 50,4%, por encima de lo ocurrido en 2012.
Francia, Alemania, Italia, Reino Unido y Portugal absorben el 48,3% de las ventas al exterior
Francia, Alemania, Italia, Reino Unido y Portugal siguen siendo nuestros cinco principales compradores y entre los cinco absorben el 48,3% de las exportaciones españolas. Fuera de la UE, el primer destino es EE UU, en la sexta posición, con 11.410 millones, gracias en gran medida al abaratamiento del euro frente al dólar. Ya alejados de esas cifras aparecen en octavo y noveno lugar Marruecos y Turquía, que absorben el 2,5% y el 2% del total de las ventas de bienes de España.
Donde se han producido aún menos novedades es en el caso de los sectores más exportadores. La fotografía en 2008 mostraba que los dos más importantes eran los bienes de equipo y la automoción, con un 20,6% y un 17,2% del total. Siete años después, los porcentajes se han mantenido prácticamente invariables: bienes de equipo, con un 20,1% y automóvil, con un 17%; aunque las trayectorias han sido radicalmente diferentes.
Bienes de equipo y automóvil cerraron 2015 con el mismo peso que en 2008
Mientras que las ventas de bienes de equipo se han mantenido estables con ciertas oscilaciones, las de coches y componentes de automoción se desplomaron un 7,6% en 2012 y su peso se redujo al 13,7%. Los dos años siguientes, las ventas volvieron a crecer y el peso sobre el total escaló al 15%. Fue el pasado ejercicio cuando se produjo el verdadero salto exponencial en las ventas al exterior, gracias en gran medida a la mayor demanda de los países tradicionalmente compradores de la zona euro. En concreto, las ventas se dispararon un 20% anual y el peso se elevó al 17%, por encima del sector de alimentación y bebidas (16,2%). De los 4,3 puntos que crecieron las exportaciones, 2,9 puntos correspondieron al sector de la automoción. De esta última cifra, 2,4 puntos correspondieron a las ventas de automóviles y motos, especialmente a Reino Unido, Alemania, Italia y Bélgica, mientras que el otro medio punto correspondió a la mayor demanda de piezas y componentes procedentes de Francia, Reino Unido, Marruecos y Rumanía.
Los otros dos sectores más relevantes en la balanza exportadora fueron productos químicos, con un 14,4% del total de las ventas al exterior y semimanufacturas no químicas, con un 10,5%. Energía y materias primas son los dos únicos que retrocedieron sobre 2014.