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Columna
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Ser más simple tiene un precio

Reducir la complejidad es costoso: esa es la lección del intento de Crédit Agricole de deshacer sus complicadas participaciones cruzadas. Su entidad cotizada perderá 467 millones de euros en beneficios cada año después de que el prestamista francés se preparase para desenmarañar parcialmente su bizantina estructura. Un impulso de una sola vez al capital no lo compensará totalmente.

El consejero delegado Philippe Brassac ha utilizado una solución elaborada para simplificar al antiguo banco de los agricultores. Crédit Agricole SA, la división cotizada, vende una participación del 25% en un grupo de entidades regionales de nuevo a su matriz, que es a su vez propiedad de esos mismos prestamistas, por 18.000 millones de euros. La transacción se financiará en parte a través de un préstamo de 11.000 millones de euros que los bancos regionales –las cajas regionales– deben devolver a la unidad cotizada en 10 años.

Al vender su participación en un grupo de entidades regionales, Crédit Agricole logra un balance más sólido

Dichas entidades parecen estar recibiendo un mejor trato. Pierden el pago de intereses del 9,3% que estaban recibiendo por el depósito de 5.000 millones de euros de la entidad francesa, pero están financiando 11.000 millones de euros a solo un 2,15%. La valoración también podría ser generosa.

A cambio, Crédit Agricole SA consigue un balance más sólido. Su índice de capital común Tier 1 pasará del 10,7% al 11,1%. Si el banco hubiera querido lograrlo por sus propios medios, habría necesitado quedarse con 1.300 millones de euros en ingresos.

Puede que las pérdidas de ingresos para Crédit Agricole superen esa cifra. Suponiendo una tasa de descuento del 10%, no muy lejana del típico coste de capital de un banco cualquiera, el valor actual neto de las pérdidas sería de 4.700 millones de euros.

Brassac debería ser capaz de compensar las pérdidas anuales. La subida de dos dígitos en las acciones de Crédit Agricole ayer, si se mantiene, implica que los inversores dan un valor menos tangible, pero igualmente válido, a las estructuras de propiedad más simples.

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