Soria corta el oxígeno a Elcogás tras 20 años de funcionamiento
Los trabajadores encerrados confían en que un nuevo Gobierno acepte el plan de viabilidad
Los trabajadores de Elcogás han aguardado todo el fin de semana la visita del técnico del Ministerio de Industria que debía certificar la desconexión de la planta de la red eléctrica prevista para ayer domingo. Tras la última prórroga que la sociedad había solicitado hace tres meses al ministerio y, una vez que el departamento que dirige en funciones José Manuel Soria rechazara de plano el plan de viabilidad presentado por la sociedad, la central de Puertollano queda abocada al cierre tras 20 años de funcionamiento.
Encerrados desde hace días en protesta por el cierre, ninguno de ellos tenía claro si era necesaria la presencia del representante de Industria para certificar el adió a la planta, ya que la “desconexión física” de la red ya se había realizado hace dos semanas, y a penas quedaba el trámite de su certificación. Con la desconexión, y aunque el presidente de Elcogás, José Bogas (a su vez, consejero delegado de Endesa) aseguró a los representantes sindicales la semana pasada que la situación es “reversible” si un nuevo Gobierno la apoya, la planta pierde todas las autorizaciones administrativas para producir y vender energía. Además, a partir de ese momento, Elcogás podría iniciar el proceso de desmantelamiento.
La central de gasificación de carbón y otros combustibles, como el coque de petróleo, recibió hasta el 31 de diciembre de 2015 un precio regulado en el marco de las ayudas para incentivar el consumo de carbón nacional por parte de las centrales de carbón. A partir del 1 de enero del año pasado, se cortó el grifo y comenzó una etapa de promesas por parte del Gobierno que se prolongaron a lo largo de todo un año plagado de elecciones (municipales, autonómicas y generales). La última de ellas fue la de ofrecer la inclusión de la planta dentro del régimen retributivo de las renovables, si la instalación se convertía en un híbrido para la producción de electricidad con gas y biomasa. Para ello, aunque más bien para ganar tiempo, como se ha podido comprobar a posteriori, pidió a los dueños de la sociedad (sus mayores accionistas son Endesa, EDF, seguidas de Iberdrola y otras eléctricas)que presentaran un plan de viabilidad. En este sentido, prometió realizar una subasta para plantas híbridas que daría a Elcogás, con 335 MW, el derecho a cobrar los incentivos.
Este se entregó en el ministerio el pasado 22 de diciembre y en él se reclamaba que la retribución (unos 35 millones de euros anuales) se pagase durante un periodo transitorio de dos años, antes de su puesta en funcionamiento, para poder cubrir las pérdidas y mantener la plantilla (más de 130 trabajadores). Elcogas justificaba esta petición en que a lo largo de 2015 acumuló unas perdidas de 20 millones de euros y que necesitaría realizar inversiones de 35 millones de euros para hibridar la central. El titular de Industria descalificó el plan al considerar que no se podía considerar ni un plan, sino una petición de cambio regulatorio.
Mientras tanto, la empresa tramita un ERE de extinción de empleo para toda la plantilla, que se resolverá el 22 de febrero que viene. Los trabajadores mantendrán su encierro con la esperanza de que un nuevo Gobierno pueda reactivar el proceso. No en vano, recuerda el presidente del comité de empresa, José Antonio Alcaide, todos los partidos, excepto el PP, han respaldado la proposición no de ley registrada la semana pasada en el Congreso en defensa de la viabilidad de Elcogás y la reindustrialización de la comarca de Puertollano.
Una central experimental de carbón limpio
Durante años, entre las instalaciones con ingresos reguladas, como las grandes distribuidoras eléctricas, figuraba una pequeña central llamada Elcogás, cuya naturaleza pocos entendían. Fue fundada en abril de 1992 por Endesa, EDF, Iberdrola, Sevillana de Electricidad, Hidrocantábrico y EDP. Se trataba de una central térmica de gasificación de carbón (GICC) y otros combustibles alternativos que, inicialmente, contó con el apoyo de la UE, que la incluyó como referente del Programa Thermie, cuyo objeto era garantizar una electricidad limpia usando carbón.
La tecnología GICC es la conversión del carbón y el coque de petróleo (al 50%) en un gas sintético utilizado como combustible, que antes se somete a un proceso de descontaminación (en las etapas de arranque consume gas).
La operación comercial de la central comenzó en septiembre de 1996 con gas natural y ya en marzo de 1998 se utilizó por primera vez el gas de síntesis obtenido a partir de combustibles sólidos. Desde su inicio, el desarrollo e investigación en Elcogás no han cesado.
Elcogás estaba acogida a los incentivos al consumo de carbón que recibieron las centrales térmicas hasta el 31 de diciembre de 2014: un precio regulado amparado en una ayuda de Estado reconocida por la UE. Un incentivo, que afecta a centrales de carbón, cuya prolongación (bajo otro mecanismo) prometió el Gobierno a lo largo de 2015, un año de elecciones. Una promesa incumplida.