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Tribuna
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El traje nuevo del emperador

Hace muchos años, en unas tierras muy lejanas, vivía un emperador que solo se preocupaba por vestir los mejores trajes. Todo el dinero que recaudaba de los ciudadanos de su imperio se lo gastaba en comprar lujosos ropajes para satisfacer su vanidad y mantener las apariencias ante toda su corte. Nunca se preocupó por mejorar las condiciones de vida de su pueblo ni de socorrer a los más necesitados.

Un día llegaron a sus dominios dos estafadores que se hicieron pasar por los dos mejores sastres de las tierras conocidas. Su fama se extendió rápidamente por aquellos parajes porque aseguraban poseer unas lujosas telas que, además de ser bellas y sedosas, se convertían en invisibles cuando las miraban todos aquellos que no fuesen merecedores de su cargo. El emperador quiso conocerlos personalmente para encargarles la confección del traje más llamativo que jamás se hubiese puesto alguien. Los falsos sastres no dudaron en pedirle todo el oro recaudado por su hacienda en el último año y tras conseguirlo le hicieron creer que habían confeccionado un traje tan maravilloso que solo podía ser visto por aquellos que tuviesen un gusto exquisito… Y aunque el emperador, cada vez que se miraba en el espejo, se veía desnudo decidió anunciar el mayor desfile jamás visto para que todos admirasen su elegante figura. Lo curioso es que aunque el emperador no llevaba ningún traje todo su pueblo le aclamaba diciéndole lo guapo y maravilloso que estaba con su traje nuevo… Hasta que un niño, diciendo la verdad y a plena carcajada, gritó que el emperador estaba desnudo y haciendo el idiota ante sus súbditos; destapando la farsa que estaba teniendo lugar…

Y yo me pregunto, como aquel niño del cuento de Hans Christian Andersen, por qué nadie es capaz de decir en voz alta algunas verdades a algunos “emperadores” de nuestra época: ¿Por qué muchas personas les vitorean primero y luego se escudan en su ignorancia sin asumir nunca su responsabilidad? Este año ha llegado el momento de que despierte y fortalezca su inteligencia financiera y, como punto de partida, le invito a que haga una serie de reflexiones que le permitan desenmascarar a algunos emperadores que solo piensan en que sus trajes sean los más admirados del lugar: ¿De qué sirve apostar por las energías renovables si luego empresas emblemáticas del sector son mal gestionadas y se endeudan de tal manera que ponen en peligro su viabilidad? ¿Qué mecanismos de control hay que establecer para que no ocurran hechos como los acontecidos en Abengoa? ¿De qué sirve tanto producto financiero para la jubilación si muchos de ellos no baten a la inflación y son tremendamente ilíquidos? ¿A quién está beneficiando este tipo de productos? ¿No habría que mejorarlos de alguna forma? ¿Para qué sirven tantas medidas expansivas de la economía? ¿Para crear burbujas en determinados activos financieros y se enriquezca quien pueda comprarlos, para luego venderlos en trocitos a alguien que no tiene ni idea de lo que está comprando y acabe siempre perdiendo un montón de dinero? ¿Alguien ha pensado en la “economía real”? ¿Por qué se ponen tantas trabas burocráticas y fiscales al emprendedor si muchos de ellos son los que arriesgan todo su capital y patrimonio para que su sueño salga adelante creando puestos de trabajo? ¿Por qué nos produce tanta envidia que alguien triunfe si, al final, es un creador de riqueza para toda la sociedad en su conjunto? ¿En serio alguien piensa que el actual desplome del precio del petróleo no tiene ninguna repercusión económica más que ver si paga menos por el depósito de gasolina? ¿De qué modo nos afectará una desaceleración en China y la debacle de muchos países emergentes si estamos dentro de una economía tan globalizada?

¿Qué me dicen de los problemas de reembolso que han tenido, recientemente, varios fondos de inversión high yield? ¿Será algo aislado y accidental que no afectará de ninguna forma a otros vehículos de inversión? ¿De verdad que subir los impuestos a la clase media es la solución a nuestros problemas? ¿De qué sirve mermar la renta disponible de las familias? ¿Quién está interesado en que no se establezca un sistema fiscal común para todos los países dentro de la Unión europea? Creo que al inicio de este año 2016 le voy a pedir un deseo: espero que traiga un traje especial para alguno de los emperadores que habitan por nuestro mundo. Un traje invisible para que desaparezcan y nos dejen de tomar el pelo.

Ángel Martín Unzué Indave es Profesor de Bolsa y mercados financieros

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