_
_
_
_
El Foco
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Altura de miras

España se encuentra en el momento actual en una encrucijada que debe calificarse cuando menos de difícil. Las recientes elecciones generales han determinado unos resultados poco satisfactorios para varios partidos políticos desembocando en un previsible escenario de inestabilidad muy negativo, tanto para los ciudadanos en general, como para las empresas nacionales e internacionales que generan sus negocios en España. Y para completar el sombrío panorama, la cuestión catalana sigue en plena efervescencia.

Desde la óptica económica y social nos encontramos con una serie de cuestiones que habrá que afrontar y un entorno con bastantes focos de amenazante atención. Hay que realizar sin mayor dilación reformas estructurales, algunas aparcadas parcialmente y otras sin acometer, como por ejemplo la reforma local, e introducir cambios sustanciales en el estado de las autonomías. A ello se une, evidentemente, el control del déficit público y el necesario ajuste en la deuda pública que presenta cifras escalofriantes. Sin olvidar que Europa va a exigir el cumplimiento de esa política de ajuste.

Es necesario revisar el modelo del sector turístico, de gran peso en nuestra economía y en un ambiente de euro débil y de países competidores involucrados en problemas de todo tipo, pero especialmente el del terrorismo. Estos dos factores favorecen los datos del sector, pero pueden cambiar en algún momento y suponer un auténtico mazazo a la actividad económica.

En el terreno laboral, la reforma llevada a cabo no ha terminado de producir los efectos deseados y no ha sido el revulsivo para el mercado del trabajo. La queja permanente de los trabajadores empleados en situación precaria, con salarios muy bajos, y las permanentes cifras de paro, muy por encima de los países de nuestro entorno, así lo demuestran.

El capítulo de las pensiones requiere una actuación urgente y decidida con soluciones que inicien el camino de una respuesta al reto que supone un mecanismo abocado al desastre.

Otro asunto a considerar es el del sector sanitario, acuciado por innumerables problemas.

Puede afirmarse que se vive, desde hace algún tiempo, un proceso de desigualdad creciente en la sociedad española motivado por los ajustes llevados a cabo, necesarios en su momento, pero hay que ver la forma de volver a la senda de la potenciación de la clase media, generadora de consumo y de actividad, merced a un cambio en su capacidad adquisitiva y bienestar. Superar la cultura de la corrupción implantada en todos los estamentos de la sociedad debe acometerse de forma eficiente.

Y todo ello en un entorno digno de análisis, con una política monetaria expansiva de las autoridades financiera mundiales y que ha supuesto resultados bastante dispares.

Los tipos de interés próximos al cero, y en muchos casos negativos, se han traducido en menores intereses de la deuda pública a pagar por los países y una financiación muy barata para los bancos que, además, han pasado meses sin trasladar en forma de crédito a particulares y empresas. La pregunta que surge es qué sucederá en el momento en que la política monetaria se presente más restrictiva y se encarezca el crédito. Como no hay milagros ya se puede suponer de dónde provendrán los recursos.

La caída de los precios del petróleo es otro factor a tener en cuenta y que no durará eternamente. Ha supuesto una alteración en costes y en el mercado de las primeras materias a nivel mundial, ayudado por la crisis de la economía china que ha repercutido de forma muy fuerte en los países productores.

Europa precisa continuar por la senda de las reformas fiscales que aportarán solidez y garantías a los actores de las economías internacionales y España no será una excepción. Europa debe conseguir disminuir las grandes bolsas de economía sumergida, verdadera injusticia social y económica para todos y exponente de una mala gestión internacional. Este aspecto afecta de manera muy significativa a España, donde el peso de esta economía es desmesurado.

Fuera de las fronteras europeas también existen riesgos que conviene tener presentes permanentemente. Las tensiones entre Rusia y Ucrania pueden alterar el equilibrio en algún momento. Los conflictos que pueda provocar el terrorismo internacional es otro factor a valorar. La sostenibilidad de la economía china pendiente de una multitud de factores internos y externos mantendrá en vilo el crecimiento internacional. El despertar de algunos países africanos puede constituir un nuevo vivero donde establecer focos de crecimiento y de mercados de futuro con sus ventajas e inconvenientes.

Especial punto de observación debe ser la política monetaria que implementen Estados Unidos, Europa y Japón, entre otros. Japón lleva tiempo recibiendo inyecciones monetarias sin un resultado positivo, en cuanto a crecimiento se refiere. Estados Unidos acometió en su momento una política monetaria decidida y eficaz que ha proporcionado un cambio de tendencia en forma de crecimiento durante los últimos años. Sin embargo, los recientes datos de actividad de la industria han sufrido un parón importante y de mantenerse esta tendencia, la contaminación al resto de las economías será un hecho. Pero, además, pondrá en tela de juicio la reciente decisión de subir los tipos de interés y hará pensar de nuevo a las autoridades monetarias cuáles deben ser los pasos desde ese momento, que indudablemente se traducirán en una revisión de esas subidas.

La desaceleración de la economía internacional es ahora mismo un hecho y España, inmersa en procesos internos de acomodación a la situación generada tras la crisis, estará afectada de manera importante. Los vientos a favor, entre ellos la política monetaria del BCE, el precio del petróleo y el euro, entre otros, han tapado muchas carencias.

Si en un momento de nuestra historia reciente el Rey Juan Carlos jugó un papel clave en el 23F, corresponde ahora a Felipe VI abordar un momento delicadísimo de la sociedad española, su integridad territorial y la constitución de un Gobierno fuerte que pueda hacer frente a los desafíos presentes y permita la tranquilidad suficiente para que la actividad económica proporcione el estado de bienestar que se merece España, permitiendo superar las desigualdades existentes.

Cecilio Moral es Catedrático de Economía Financiera y director del Máster en Finanzas de ICADE

Archivado En

_
_