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¿El fin de la era Merkel?

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La prensa internacional barrunta tormenta política sobre Berlín y apuesta a que Angela Merkel tiene los días contados como canciller de Alemania.

"¿Será Angela Merkel canciller alemana a finales de año?", se preguntaba Financial Times en la página dedicada a las previsiones para 2016. "NO", respondía tajante Gideon Rachman, destacado columnista del diario británico y uno de los primeros analistas en pronosticar (en octubre del año pasado) que "el fin de la era Merkel está a la vista".

Más drástico aún se muestra Ross Douthat en The New York Times. Este columnista afirma que Merkel debe marcharse a casa para evitar que Alemania y toda Europa "paguen un precio muy caro por su disparate bienintencionado".

Under pressure that burns a building down

Tras diez años de incontestable mandato, la silla de Merkel parece tambalearse. Y todos los analistas apuntan a la gestión de la crisis de los refugiados como la causa de su posible caída.

Merkel ha gestionado esa crisis con el mismo sentido cortoplacista que otras anteriores, pero en esta ocasión parece haberse equivocado en el rédito político que podría obtener.

Hasta ahora, ningún bandazo le había costado caro y ha podido mantenerse en el poder (con ayuda de liberales o de socialsitas) a pesar de sus drásticos cambios de posición.

It's the terror of knowing / what this world is about

La canciller se ha permitido pasar de firme partidaria de la energía nuclear a desterrar las centrales nucleares tras Fukushima; de rechazar un plan de ayuda a Grecia a convertirlo en el rescate más caro e infructuoso de los últimos 70 años; de abanderar la reducción de las emisiones a sabotear las directivas que imponían límites al Co2 de la industria automovilística; de negarse a que Jean-Claude Juncker fuera el candidato del PPE a la presidencia de la Comisión Europea a apadrinar su nombramiento...

Desideologizada, tal vez, por su formación bajo una dictadura comunista (en la que vivió hasta los 35 años), Merkel no se aferra a ninguna posición y adapta su discurso a las circunstancias de cada momento. Pragmatismo aceptado por un electorado alemán satisfecho por las gananzas económicas obtenidas por Alemania gracias a la crisis del euro.

Pressure on people, people on streets

Pero la última pirueta de Merkel puede salirle mal. Pasó de hacer llorar a una adolescente palestina al contarle con franqueza que en Europa "no hay sitio para todos" a hacerse selfies con refugiados sirios y prometerles que Alemania sería una tierra de asilo para todos los huidos de la guerra.

Merkel lavó así su imagen de estadista fría e insolidaria. Pero, por primera vez, se ha visto desbordada por unos daños colaterales imprevistos. Los socios de Europa central y del Este acusaron a la canciller de desatar un efecto llamada y se rebelaron contra su intención de obligarles a acoger parte de los refugiados llegados a Alemania.

Sat on a fence but it don't work

Berlín ha intentado amendrentar a los rebeldes como hizo con los países meridionales en la crisis del Euro. Ha amenazado con recortes de fondos estructurales (Hungría, Eslovaquia) o con un procedimiento de vigilancia sobre el Estado de derecho (Polonia). Pero esas armas no infunden tanto miedo como la prima de riesgo y hasta ahora Alemania no ha logrado imponer su disciplina.

Dentro de Alemania fueron los propios aliados de Merkel (la CSU bávara) los primeros en levantarse contra la política de asilo de la canciller. Más radical aún ha sido la reacción de la extrema derecha y de los euroescépticos, que identifican a los refugiados como una amenaza a la seguridad. Los atentados de París y la nochevieja de Colonia (con más de 500 denuncias por agresiones sexuales a mujeres) han alentado esas críticas y redoblado la presión sobre Merkel.

Why can't we give love that one more chance?

La canciller ha empezado a modular su discurso para alejarlo del selfie y acercarlo al llanto de la niña palestina. Pero esta vez el viaje de ida y vuelta es más complicado y podría acabar con las aspiraciones de Merkel a ser reelegida en 2017. Los analistas más duros incluso creen que no podrá concluir su mandato actual y se verá forzada a retirarse antes de tiempo. Hay precedentes. Adenauer y Willy Brandt dimitieron. Schmidt cayó por una moción de censura. Schröeder tuvo que adelantar las elecciones.

Pero tal vez ninguno de los predecesores tenía el carácter Merkeleónico de una canciller que ha sabido sobrevivir y transformarse en circunstancias mucho peores.

This is our last dance

This is ourselves

Under pressure

Vídeo: Under pressure, compuesta por The Queen y David Bowie durante una jam session en Suiza. Aquí la intrahistoria, según los recuerdos de Brian May.

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