Tchaikovsky en la bolsa china
Piotr Ilyich Tchaikovsky: Piano Concerto No. 1 (Introducción)
Alexis Weissenberg, piano · Herbert von Karajan, conductor · Berliner Philharmoniker Recorded at the Berlin Philharmonie, April 1967
Entre Noviembre de 1874 y febrero de 1875 Tchaikovsky compuso su primer concierto para piano y orquesta. Tchaikovsky no se consideraba un pianista especialmente habilidoso por lo que recurrió a Nikolai Grigorievich Rubinstein que además de un famoso pianista de la época y director del Conservatorio de Moscú, era amigo suyo. Quería una opinión y, de paso, algún consejo de alguien experto.La cita tuvo lugar en el Conservatorio de Moscú en la Nochebuena de 1874. Tchaikovsky y Rubinstein se reunieron, antes de que ambos se fueran a cenar, con la intención de hacer una audición de la versión al piano de su concierto. Secretamente Tchaikovsky lo había escrito especialmente para un alumno y amigo de Rubinstein, Sergev Taneyev [1].
La reunión no pudo acabar peor, convirtiéndose en una de las explosiones más famosas de la historia de la música. Años más tarde conocemos los detalles de la misma a través de una carta que Tchaikovsky dirigió a su mentora Nadezhda von Meck relatándole el incidente, en la que no faltaba un cierto grado de amargura:
“Lo que necesitaba eran observaciones relacionadas con la cuestión técnica del virtuosismo. El silencio elocuente de R(ubinstein) tenía el más grande significado. Parecía estar diciendo: Amigo mío ¿cómo puedo hablar de los detalles cuando el todo me resulta antipático? Me armé de paciencia y toqué hasta el final. Silencio todavía. Me levanté y pregunté: ¿Y bien? Entonces surgió un torrente de la boca de Nikolai Grigorievich, al principio suave, luego creciendo más y más hasta llegar al sonido de un Júpiter tonante. Resultó que mi concierto era intocable y despreciable; los pasajes eran tan fragmentados, tan torpes, tan mal escritos que no tenía salvación, la obra en sí era mala, vulgar, en algunos lugares había plagiado a diversos compositores; solamente valía la pena rescatar dos o, quizá, tres páginas; el resto debía ser arrojado a la basura o compuesto por completo de nuevo. ‘Aquí, por ejemplo, esto, ¿qué es todo aquello?’ (decía él mientras caricaturizaba mi música en el piano). ¿Y esto? ¿Cómo podría nadie? …’ etc., etc. Lo más importante, que no puedo reproducir, es en tono en que pronunciaba todo ello.…”Ya no soy un muchacho que hace sus pinitos en la composición de música, ya no necesito lecciones de nadie, sobre todo si se tratan de dar ruda y descortésmente. Lo que necesitaba y siempre necesitaré era una crítica constructiva y amistosa, pero eso no se asemejaba para nada a un juicio amistoso. Era una censura indiscriminada y enérgica, dicha de un modo que me lastimó de inmediato. Salí del salón sin una sola palabra y subí al segundo piso. En mi agitación y furia no pude pronunciar una sola palabra. Luego, R(ubinstein) me siguió al ver cuán molesto estaba yo, y me llevó a uno de los salones más alejados. Allí me repitió que mi Concierto era imposible, me señaló lugares donde debía ser completamente revisado y me dijo que si yo reconstruía la obra por completo en un tiempo breve de acuerdo con sus indicaciones, entonces me haría el honor (!!!!!!!) de tocar mi bodrio en su concierto. ‘No cambiaré ni una sola nota’, contesté, ‘¡lo publicaré exactamente como está!’ Y así lo hice…
Posteriormente Tchaikovsky presentó al director alemán Hans von Büllow[2] A diferencia de Rubinstein, Büllow sólo tuvo elogios para la partitura, a la que calificó de “una verdadera perla… tan original en sus ideas, tan noble, tan poderosa, tan interesante en sus detalles…” Hans von Büllow tomó la partitura y la programó para su estreno en una gira de conciertos por los Estados Unidos estrenándolo el 25 de octubre de 1875 en Boston, con Büllow en el piano y bajo la dirección de Benjamin Johnson Lang.
El éxito del concierto llevó a Büllow a incluirla en sus conciertos europeos favoreciendo su difusión mundial y al reconocimiento internacional de Tchaikovsky. La obra se volvió tan popular que hoy en día es difícil entender las críticas de un músico tan inteligente y cercano a Tchaikovsky como Rubinstein.
Un comienzo que parece desconcertar.En muchos sentidos es un trabajo poco convencional. La obra arranca con una impetuosa y larga introducción de tan solo 106 compases (prácticamente los que se pueden oír en el video con el que comienza este post) que se desarrolla en torno a una de las melodías, el pasaje más célebre de toda la obra, y a la vez más reconocibles de todo el repertorio clásico. Su particularidad principal es que después de tal inicio, la tan conocida melodía no reaparece en ningún otro momento del concierto es decir, aparece y desaparece. Pero eso no quiere decir que no esté presente en el resto del concierto ya que a veces la ausencia es la mayor de la presencias. Todos los temas que aparecen en los tres movimientos subsiguientes del concierto suenan a esta introducción. Una de las razones podría ser el hecho de que todos son melodías populares del folclore ruso y ucraniano, aunque hay (el segundo tema del movimiento lento) una canción francesa de la época que, para ironías de la vida, se titula “Il faut s’amuser, danser et rire”[3]
A finales de los años 60´s del siglo pasado, el musicólogo soviético Alexander Alexeyev[4] descubrió las interconexiones temáticas de todo el concierto llegando a la conclusión de que manera que todas ellas nacen de esta introducción. Ello nos llevaría a pensar que esta introducción no es más que un ”prólogo a toda la obra”. Dado que los temas que se desarrollan a lo largo de todo el concierto son melodías muy conocidas de la época la introducción vendría a ser una especie de agujero negro que atrae a si mismo todos los temas posteriores creando uno que lo resume todo (es un tema original) por lo que, a simple vista, no parece contener nada de lo que se nutre, pero, sin embargo lo conforma completamente.
Esquema temático diseñado por Alexander Alexeyev.
El comienzo bursátil de éste año también está teniendo el mismo impacto en los economistas que este concierto. No acaban de comprender como, tras un final de año supuestamente positivo en el que la Reserva Federal señalaba el final de la crisis con una subida de tipos, las cosas puedan haberse enredado tanto.
Todos miran a China y a los problemas que parecen presentar su economía y la supuesta desaceleración ligada a un cambio de modelo que no funciona como se esperaba. Pero China es una excusa. Las razones son otras. Entre ellas cabe destacar los altos niveles de endeudamiento global, el escaso crecimiento económico, sobredimensión de la oferta, presiones deflacionarias por exceso de capacidad, contracción del comercio internacional, mercados financieros (incluido el inmobiliario) sobrevalorados, escaso crecimiento de los salarios, guerra de divisas, … todo ello sazonado con unas políticas monetarias ultra laxas que no han tenido éxito ninguno (más bien han acentuado los problemas iniciales) y unas estadísticas completamente desconectadas de la realidad.
China vendría a ser el “agujero negro” que todo lo absorbe y como tal, no puede existir sin la propia dinámica de todos los demás a los cuales debe su existencia, pero no es la causa, es el resultado lógico de un ciclo que se acaba.
Pyotr Tchaikovsky: Piano Concerto No. 1 Op. 23 (2. movement, 3. movement)Nikolai Lugansky, pianoHannu Lintu, conductorFinnish Radio Symphony OrchestraHelsinki Music Centre, 8 May 2013
Finalmente, el concierto de Tchaikovsky no hay que entenderlo como un dialogo entre orquesta y pianista (a la manera de un Mozart, autor que estableció las bases del modelo de concierto para piano) sino como una batalla, una lucha sin cuartel entre David (el pianista) y Goliat (la orquesta) de que la que se espera debe salir vencedor (si el intérprete está a la altura del reto) el primero. El breve pasaje de apenas 19 compases (minutos 12:57 al 13:37) en la que aparece un tercer tema en el rondó, que claramente deriva del segundo tema [5] viene a representar la victoria final del pianista sobre la orquesta.
En los mercado financieros se desarrollará en los próximos meses igual batalla entre un supuestamente débil David (la realidad) y un Goliat (la ficción) que vive de prestado de la supuestamente infinita munición de los bancos centrales. La volatilidad de los mercados financieros (esta desconcertante introducción) puede que los bancos centrales consigan dominarla y desaparezca pronto (a base de mayor liquidez) pero los problemas de fondo se desarrollaran según su propia dinámica, y en ello nadie tiene poder para controlarla. La realidad, aunque parezca la parte más debil, siempre acaba ganando.
NOTAS:
- Taneyev volvería ser nuevamente víctima de una situación similar años después cuando le presentó a Rubinstein su primer concierto para piano. Taneyev no tuvo los arrestos de Tchaikovsky y su concierto para piano quedo sin estrenar y no se ha vuelto a oír hasta los años 70 del siglo pasado.
- Estudiante de Liszt, acabó casándose con una hija suya, Cosima. Durante los años 50-60´s del siglo XIX trabajó como pianista, director y escritor, siendo muy conocido tanto en Alemania como en Rusia. Fundador y primer director estable (1887-1892) de la Orquesta Filarmónica de Berlín tenía una gran su habilidad para dirigir sin partitura obras nuevas y complejas. Ferviente wagneriano su mujer Cósima, tras un escandaloso divorcio, se convertiría en Cósima Wagner segunda esposa del compositor y directora de los festivales de Bayreuth tras la muerte de Wagner.
- “Hay que divertirse, bailar y reír”
- “Russian piano music from the end of the 19th to the beginning of the 20th century” publicado en 1969. Musicólogos occidentales como Edward Garden (“A note on Tchaikovsky’s First Piano Concerto”) y David Brown (“Tchaikovsky: Vol.II The crisis years”) llegarian a conclusiones similares años más tarde.
- Previamente a la entrada solista del piano notamos como el segundo tema del rondo se va alargando (minutos 11:59 a 12:37) antes derivar definitivamente en este tercer tema, que se asemeja bastante al tema principal de la introducción.