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Un tuit desafortunado puede costarle el trabajo

Cuente hasta tres antes de publicar en las redes sociales

Existen herramientas para rastrear los archivos, también los borrados Los expertos recomiendan no publicar algo que no se gritaría en plena calle

El futbolista Sergi Guardiola vivió el lunes una jornada que no olvidará. El mallorquín, de 24 años, firmó por la tarde su contrato con el equipo filial del Barcelona, actualmente en Segunda B, tras haberse desvinculado del Alcorcón. Pocas horas más tarde, el club catalán anunció su decisión de rescindir el acuerdo tras haber encontrado tuits ofensivos para la institución. El delantero deslizó en 2013 comentarios, como “Hala Madrid, puta Cataluña”, en una conversación mantenida en la red social Twitter. Unos pocos mensajes de 140 caracteres, de los que el jugador ya ha manifestado sentirse arrepentido, le han costado el trabajo y quién sabe si una ulterior proyección en el fútbol profesional.

El de Guardiola no es el único ejemplo de alguien que haya perdido su empleo por culpa de comentarios desatinados en las redes sociales. Errores como ese suceden en todos los sectores y actividades. Las compañías son muy conscientes de ello. Según el III Informe Infoempleo-Adecco sobre Redes Sociales y Mercado de Trabajo, el 79% de las empresas considera positivo que los candidatos sean activos en las redes sociales. Asimismo, el 70% de las compañías investiga su trayectoria en las redes, aunque otro 33% reconoce haber rechazado perfiles atractivos por el tipo de uso que le daban a plataformas, como Twitter o Facebook.

Sergi Guardiola, durante un entrenamiento de la Agrupación Deportiva Alcorcón, la última escuadra en la que ha militado.
Sergi Guardiola, durante un entrenamiento de la Agrupación Deportiva Alcorcón, la última escuadra en la que ha militado.Diario As

“Todavía no somos conscientes de la trascendencia que tienen nuestros comentarios en las redes. Si no eres una persona pública crees que nadie va a ver lo que dices, pero eso puede cambiar de un día para otro”, indica José Noblejas, subdirector de TwinMedia y experto en redes sociales.

“Lo más importante es aplicar el sentido común. Debemos saber que todos estamos expuestos”, añade Noblejas. Porque, tal y como explica Elvis Santos, director general de Shackleton Buzz&Press, nadie debería poner en las redes sociales algo que no gritaría en plena calle. El alcance del ámbito digital es tan grande “que ya no existe esa dicotomía entre el mundo virtual y el mundo real”, afirma. De hecho, la peligrosidad de las redes sociales puede ser, incluso, mayor que aquello que se dice en el entorno analógico, ya que, como añade Santos, lo que se publica en internet no desaparece.

Ya existen herramientas que permiten rastrear los archivos digitales de las cuentas personales, “incluso aquellos que han sido borrados por el usuario”. Y además, son muchas las compañías que, al recibir el currículo de un candidato a un puesto concreto, inspeccionan el historial de los perfiles para extraer opiniones políticas, posibles salidas de tono o “también si escribe correctamente o comete faltas de ortografía”, apostilla.

Pese a todo, no se debe dejar de lado el uso de las redes sociales. “Simplemente se deben utilizar con cabeza y huir de los impulsos”, recuerda Santos. Porque con el fenómeno de estas plataformas sucede lo que ocurre con otras herramientas digitales que han irrumpido con fuerza: “las adoptamos muy rápido por las facilidades y la versatilidad que traen, pero no nos paramos a reflexionar sobre las consecuencias negativas que pueden acarrear”, explica.

¿Qué hacer en el momento en el que estas recomendaciones no se han tenido en cuenta o han llegado demasiado tarde? En estos casos, Santos recomienda borrar cualquier comentario del que el usuario se arrepienta, porque, de la misma forma que se puede pedir perdón por unas palabras desafortunadas, también se puede intentar solventar un error dentro de la nube. Eliminar una publicación no significa que deje de existir, pero sí puede demostrar que se ha rectificado. Noblejas coincide en ese punto, y añade que, en una situación salpicada por un comentario ofensivo o inapropiado, hay que aplicar el sentido común. “Si tu agente negocia con el Barça, quizá te puedas acordar de lo que pusiste en un día tonto”.

Del deporte a la política y la empresa

Justine Sacco arruinó su vida sin saberlo en 2013, minutos antes de embarcar en un avión con destino a Sudáfrica. La entonces responsable de comunicación de la firma tecnológica IAC, escribió esto: “De camino a África. Espero no contagiarme del Sida. Es broma. ¡Soy blanca!”. Cuando aterrizó 11 horas después, su tuit era tendencia mundial y estaba despedida.

El caso de Guillermo Zapata fue especialmente sonado en España. Tras las elecciones municipales de mayo de este año, que daría la alcaldía a Ahora Madrid, trascendieron una serie de tuits en los que Zapata hacía chistes sobre el genocidio judío y sobre la víctima de ETA, Irene Villa. Al día siguiente renunció a la cartera de Cultura y Deportes, si bien sigue siendo concejal de distrito. La semana pasada, la Audiencia Nacional reabrió el caso, que se había archivado el pasado mes de octubre.

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