Con una economía que se afana por salir de la crisis más dura de la democracia, el Gobierno que se forme tras las elecciones de ayer no puede obviar la reacción de la población, que ha catapultado a las Cortes a dos formaciones políticas hasta ahora sin representación. Pero tampoco debe pensar que lo más duro ha pasado y el crecimiento por sí solo devolverá al país los niveles de bienestar previos al crac. Estos son los principales retos que habrá que afrontar el día después