Lo que debes estudiar para ser buen emprendedor
En España no existe un perfil único de emprendedor, aunque estos comparten una serie de características
En España no existe un único perfil emprendedor, como demuestra el último estudio realizado por el Centro de Estudios Financieros en colaboración con todostartups.com. Sin embargo, del trabajo de estas organizaciones se desprende que existen una serie de pautas que estos comparten, entre los que destacan la formación.
Es por ello que han publicado un listado en el que se desglosan las fortalezas y las debilidades de las start-ups de nuestro país en función de la formación de sus socios. Un trabajo para el que han analizado casi un centenar de proyectos y en el que destacan las áreas de Marketing y Ventas, Ciencias Económicas, Derecho, Ciencia y Tecnología así como las Humanidades.
En el caso del marketing, las fortalezas de los emprendedores con estos perfiles se encuentran en la facilidad para proyectar exteriormente la empresa, así como para crear marca y posicionar a la organización en redes sociales. Sin embargo, entre sus debilidades se encuentran el exceso de confianza, tanto en sus buenas ideas como en sus enfoques creativos.
En lo que respecta a las ciencias económicas, una de sus principales ventajas es tener trabajado previo su business plan. Así, cuentan con las parcelas de financiación y estrategia global muy atadas. Por el contrario, estos perfiles también presentan fisuras, como su escasa capacidad de reacción ante los imprevistos.
Por su parte, los profesionales procedentes del mundo del derecho cuentan con la ventaja de su capacidad para constituir la sociedad, los contratos, los aspectos financieros así como el marco de relaciones con proveedores y clientes. Sin embargo, carecen de pensamiento estratégico de mercado, así como en áreas como la flexibilidad y la creatividad en el ámbito de la organización.
Del mismo modo, los perfiles formados en ciencia y tecnología se benefician de que sus proyectos tienen una sólida base tecnológica, valor añadido que no se traslada a sus relaciones interpersonales y la orientación de su trabajo hacia el producto.
Por último, los emprendedores formados en humanidades son buenos manejando equipos y poseen habilidades sociales desarrolladas, además de una actitud positiva hacia el aprendizaje. Unas fortalezas que no se extrapolan al ámbito de las parcelas económicas y tecnológicas, pues carecen de orientación comercial.