La primera dentellada de Politico en Bruselas
La versión europea de Politico ha publicado un despiadado y documentado reportaje sobre la comisaria europea de Política Regional, a quien acusa, entre otras cosas, de vaguería, de mandar al personal de la Comisión a hacerle la compra o de quedarse de vacaciones aprovechando los viajes oficiales. Más allá del escándalo concreto, el artículo es el primer mazazo de una publicación procedente de Washington que se propone ejercer el cuarto poder en Bruselas.
"Es un aviso para navegantes", comentan en los pasillos de la Comisión tras la lectura del ataque más furibundo que ha vivido el organismo europeo en muchos años. Y es que entre los privilegios de los altos cargos de las instituciones comunitarias figura el de no estar sometidos al escrutinio de una prensa "europea" porque tampoco existe una opinión pública "europea".
La prensa de cada país sólo presta atención a su comisario nacional o a las iniciativas de los comisarios con carteras de más peso, que sólo son un puñado (Competencia, Economía, Mercado Interior, Servicios Financieros...). El resto pasa desapercibido. Y en la mayoría de los casos, los escándalos o las meteduras de pata políticas se resuelven discretamente sin que lleguen a repercutir fuera de Bruselas.
Esa tranquilidad puede tener los días contados a juzgar por el reportaje de Politico sobre la comisaria Corina Cretu, responsable de la política regional que gestiona los fondos estructurales (350.000 millones de euros en el actual marco presupuestario).
El texto es tan brutal que en cualquier democracia le hubiera costado el puesto a la comisaria... o a la periodista firmante si las acusaciones fueran infundadas, lo cual no parece ser el caso.
Pero la capital comunitaria no se rige por los parámetros democráticos habituales a escala nacional. El portavoz oficial de la Comisión se ha limitado a despreciar el artículo calificándolo de "chismorreo", a pesar de que la propia comisaria admite algunas de las acusaciones, como la de utilizar a un conductor de la Comsión para pasear a su sobrina en el coche oficial. "Sólo fueron dos días", se disculpa la comisaria.
El reportaje tampoco ha provocado hasta ahora ninguna respuesta en el Parlamento Europeo. Esa cámara debería fiscalizar al poder "ejecutivo" europeo, es decir, a la Comisión, pero rara vez ejerce esa labor.
La mayoría de los europarlamentarios se dedican a defender o atacar al gobierno de su país de origen. Así que esos gobiernos están sometidos a la vigilancia de dos parlamentos (el nacional y el europeo) mientras comisarias como Cretu campan libremente sin ningún contrapeso político.
En 15 años, sólo un comisario ha tenido que dejar su puesto y no fue por presión del Parlamento sino porque se lo pidió el presidente de la Comisión tras descubrir un presunto soborno. Pero la impunidad política de Bruselas podría llegar a su fin si publicaciones como Politico (una alianza entre su editor estadounidense y el grupo alemán de Axel Springer) logran hacerse con un público que pueda pedir responsabilidades. Muchos de los altos cargos que asistieron con alborozo a la presentación del periódico a principios de año en Bruselas, quizá estén arrepintiéndose de haberle dado la bienvenida después de haber leído el perfil de su colega Corina Cretu.
Foto: cartel en las calles de Sulmona (Italia). B. dM., 17-8-2015