Las sociedades de los millonarios, al alcance de todos
La mayoría cotiza en el MAB, donde cualquiera puede comprar una acción por pocos euros.
Las relacionamos siempre con las grandes fortunas y no nos equivocamos. Son ellas las que generalmente están detrás de las sociedades de inversión de capital variable (Sicav). No debería extrañarnos teniendo en cuenta que para montar una es necesario un patrimonio mínimo de 2,4 millones de euros, cantidad al alcance de muy pocos.
Y parece que a nuestros millonarios las cosas les van bien últimamente, ya que este tipo de vehículo de inversión vive desde la amnistía fiscal de 2012 –que regularizó unos 40.000 millones de euros– un repunte claro. En 2013 se registraron más de 120 Sicav en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) frente a las 36 del ejercicio anterior. El año pasado el patrimonio total gestionado por estas sociedades creció en 3.700 millones de euros.
En 2015 continúa la tendencia alcista, ya que en solo nueve meses el dinero depositado en ellas ha aumentado en casi 1.500 millones, hasta sobrepasar los 35.000 millones. En cuanto al número de sociedades, a finales de octubre había vuelto a crecer en 120 más que en enero, con lo que su número es de 3.400 Sicav, con cerca de medio millón de accionistas.
“Es un vehículo que cuenta cada vez con más adeptos para la gestión de patrimonios familiares o de otro tipo de inversores que, sin llegar a ser profesionales, tienen el suficiente nivel de educación financiera como para saber definir un objetivo de inversión y en qué tipos de activo y en qué valores invertir”, asegura Paula Mercado, directora de análisis de VDOS Stochastics.
Como demuestran las cifras, el negocio resulta cada vez más interesante para las entidades. Bankinter, por ejemplo, ha protagonizado uno de los crecimientos más espectaculares. Según datos de Inverco, ha pasado de gestionar 379 sociedades en enero de este año a 455 al cierre de octubre, consolidándose como la segunda entidad por número de Sicav.
Desde el banco creen que la clave del crecimiento radica, no solo en el fin de los depósitos de alta remuneración, sino también en sus atractivos fiscales –se benefician del tipo reducido del 1% en el impuesto de sociedades– y en las buenas expectativas de los mercados de renta variable y “la volatilidad existente, que hace muy recomendable ceder la gestión del patrimonio y ponerlo en manos de gestoras de activos de prestigio”.
Pero quien realmente domina el negocio, tanto por número de Sicav (511 a finales de octubre) como por patrimonio es Santander Private Banking, con más de 5.062 millones de euros, 280 millones más que a comienzos de año. “Nuestra estrategia nunca se basa en el producto, se basa siempre en el servicio; analizamos el perfil inversor del cliente: si se trata de un cliente con perfil doméstico o global, si quiere o no invertir en otras divisas, cuáles son sus necesidades de liquidez, su horizonte de inversión y su situación fiscal. Con todo ello, buscamos los mejores vehículos para canalizar su inversión”, indican en la entidad.
EN CAMPAÑA
En cambio, Carmelo Lázaro Antón, director comercial de gestión de patrimonios de Tressis, cree que en los últimos años se ha frenado la creación de Sicav debido a “la incertidumbre normativa que las rodea y hace que su evolución dependa de las modificaciones que se hagan en su regulación después de las elecciones”.
Efectivamente, las Sicav han entrado en la campaña electoral, ya que los denominados partidos emergentes han mostrado públicamente sus reticencias hacia este vehículo de inversión. Podemos opta por eliminarlas, mientras que Ciudadanos promete inspeccionarlas a conciencia para saber si cumplen la normativa. Y es que la ley exige que estas sociedades dispongan de al menos 100 accionistas para poder beneficiarse del tipo reducido del 1% en el impuesto de sociedades frente al general del 28%, pero es vox populi que en muchos casos es un gran inversor quien controla todo el capital y el resto está en manos de inversores de paja, conocidos como mariachis. En ese sentido va también la modificación incluida en el programa económico del PP con la que busca obligar que cada partícipe de una Sicav tenga al menos el 0,55% de su capital.
Josep Soler, presidente de EFPA Europa (Asociación Europea de Asesores Financieros), defiende claramente la utilidad de este instrumento, por lo que “es normal que sigan creciendo”. También recuerda que existe en otros países “y, además, normalmente sin el requisito de los 100 socios, que no tiene sentido” y que sus ventajas fiscales son las mismas que las de los fondos, pero “al no estar comercializados evitan que otros partícipes entren y la mayor parte del capital puede seguir en manos del inversor que controla la Sicav”.
COMPARACIÓN INEVITABLE
Las comparaciones con los fondos de inversión son inevitables. Así, Lázaro Antón, cree que “un inversor particular puede obtener la misma rentabilidad financiero-fiscal con una cartera gestionada de fondos de inversión que con una Sicav, y con menos costes”. Otra diferencia a tener en cuenta es la apuntada por Paula Mercado: mientras que en un fondo es el gestor el que diseña dónde y cómo invertir, en una Sicav los accionistas pueden participar en la toma de decisiones sobre la composición de la cartera.
Sobre su rendimiento, José Luis Manrique, del Observatorio Inverco, resalta que la rentabilidad media ponderada de las Sicav en España ascendía al 4,7% hasta octubre de este año, “ligeramente superior a la de los fondos de inversión debido a la mayor ponderación en renta variable que presentan estas sociedades, ya que los fondos de Bolsa pura han obtenido un rendimiento medio del entorno del 8%”. En cualquier caso, apunta Manrique, “los inversores con elevada capacidad de ahorro no solo invierten en Sicav, sino también en el resto de productos de ahorro (depósitos, seguros, unit-linked, etcétera). Sin embargo, a estos últimos no se les exige la misma transparencia informativa que a las Sicav, por lo que se desconoce la identidad de los mismos”.
Pero los pequeños inversores también podemos sentirnos de alguna forma millonarios. ¿Cómo? Muchas Sicav cotizan en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB) donde, a través de un bróker, cualquiera puede comprar una participación en la sociedad que más le guste. Y la experta de VDOS recuerda que, además, con muy poca inversión, ya que “existen algunas que permiten invertir a partir de 13 euros, como es el caso de Elcano Sicav o Koala Sicav”.
Las ‘celebrities’ del sector
Sus nombres han llegado a resultarnos incluso familiares. Torrenova de Inversiones –ligada a la familia March y empleados de la entidad–, con más de 1.200 millones de euros, es la Sicav más grande, pero el tamaño de Morinvest –vehículo mediante el que Alicia Koplowitz maneja 500 millones de euros– tampoco es despreciable. Le sigue de cerca Cartera Bellver, también de la familia March, o Soandres, la Sicav de Sandra Ortega, hija de Amancio Ortega, con un patrimonio próximo a los 420 millones de euros. Una minucia si lo comparamos con los 1.000 millones que llegaron a sumar Alazán Inversiones 2001 y Keblar antes de que el fundador de Inditex y, hoy por hoy, el hombre más rico del mundo, decidiera cerrarlas hace ahora cinco años.
El quinto lugar en fortunas familiares en Sicav es para la familia Gallardo Ballart, fundadora de Almirall, gracias a Elitia Invest. Y a continuación se encuentran los más de 350 millones de los Del Pino y Ferrovial, y Cartera Mobiliaria, vinculada a la familia Botín.