_
_
_
_
Tribuna

El nuevo panorama del inversor

Vivimos en un contexto en el que el inversor conservador ya no encuentra atractivas rentabilidades en los depósitos ni en los fondos garantizados, y en el que si mira a los bonos del Estado se encuentra atrapado entre las pérdidas reales que podrían sufrir en caso de repunte de la inflación y la insostenibilidad de la deuda en caso de deflación prolongada. Un cambio radical de panorama que obliga a preguntarse ¿en qué y cómo puedo invertir de forma sostenible mi dinero?

Si miramos al mercado, vemos que muchos inversores están optando por asumir un mayor nivel de riesgo invirtiendo en mercados cotizados. Una decisión, probablemente alentada por las entidades financieras, que habrá que ver hasta qué punto puede soportar un régimen de turbulencias. Decía el inversor americano Seth Klarman que “evitar cometer los errores de los demás es un paso muy importante para alcanzar el éxito” y si nos ceñimos al perfil que requiere un inversor conservador, quizá la estrategia de sobreponderar la inversión en renta variable, bonos emergentes y bonos basura (high yield) no sea precisamente el camino adecuado. Si el horizonte temporal de inversión es más a largo plazo, creemos que es el momento de invertir, un porcentaje razonable de nuestro patrimonio, en lo que denominamos estrategias ilíquidas que puedan dar atractivas rentabilidades y puedan soportar, con mucha solidez, caídas del mercado como las que hemos vivido de nuevo recientemente.

Probablemente, más de uno recordará cómo Ulises se hizo atar al mástil de su barco para poder escuchar los cantos de las sirenas sin lanzarse por la borda del barco. Algo parecido ocurre con los mercados privados que, al ser ilíquidos, protegen al inversor de la tentación de vender en el peor momento o incluso de no comprar activos que, aunque a priori puedan parecer menos atractivos, demuestran con el tiempo todo su valor. Mercados que, por otro lado, ofrecen una prima de iliquidez que permite lograr promedio rentabilidades mayores en igualdad de riesgo asumido. Una cuestión que, resulta aún más atractiva si cabe, en un entorno de tipos de interés bajos.

Entre estas estrategias ilíquidas, por el grado de conocimiento que tenemos de ellas, destacaríamos aquellas de acciones como puede ser capital riesgo (private equity) o inmobiliario, y las de crédito (préstamos o direct lending). Algo que, por otro lado, ya están haciendo cada vez más los inversores internacionales en un mercado con opciones extraordinarias.

Sin embargo, no nos engañemos, cualquier decisión de inversión debería ir siempre –si queremos hacer las cosa– acompañada de un diseño previo del plan de inversiones individualizado con una correcta definición de la estrategia de cartera. Cada patrimonio es distinto y tiene unos objetivos de rentabilidad y riesgo distintos. Invertir en este tipo de activos no es ni mucho menos una tarea obvia y de ahí la necesidad de contar con el debido asesoramiento por un profesional independiente que sepa no sólo valorar las diferentes alternativas sino también su ponderación y diversificación, entre otros factores. Como decía Warren Buffet, “el riesgo viene no saber lo que se está haciendo”.

Es por tanto, en nuestra opinión, el momento de convertir en una oportunidad el nuevo panorama en el que se encuentra el inversor conservador. Hacerlo de una manera planificada y con los profesionales adecuados. Que realmente sean asesores y no unos meros vendedores de producto. Siempre me gusta recurrir al símil de que los patrimonios necesitan ir al médico (el asesor) y no al farmacéutico (vendedor de producto) para que le digan qué tiene y necesita y dónde ir a comprarlo. Con ello, lograremos invertir nuestro patrimonio de forma sostenible en el tiempo, de manera complementaria a los activos “tradicionales”, y cumpliendo una de las máximas del buen inversor: preservando nuestro capital.

A comienzos de año ya advertimos que 2015 sería sin duda un año lleno de desafíos, donde habría que ir adaptándose a un entorno cada vez más cambiante y donde el buen asesoramiento financiero debía brillar tanto en recomendar qué inversiones evitar como cuáles hacer, pudiendo demostrar su valor para toda clase de inversores. El tiempo nos ha venido a dar la razón. Una situación que sin duda continuará en los próximos meses.

Íñigo Susaeta es socio y Director General de Grupo Arcano.

Archivado En

_
_