Avon, en mitad de un fuego cruzado
La belleza de Avon se desvanece ante los ojos de dos espectadores financieros diferentes. La empresa de maquillaje tiene problemas y se ha encontrado bajo un agresivo fuego inversor. El creciente papel de las empresas de capital privado como caballeros blancos contra los inversores activistas sugiere los objetivos no son los únicos que se encuentran en problemas.
Avon Products, el icono estadounidense de 130 años de antigüedad dedicado a la venta de perfumes puerta a puerta ha sufrido una importante caída. Tras rechazar una oferta de 11.000 millones de dólares (unos 10.150 millones de euros) de su rival Coty hace unos tres años, las ventas y las acciones de la compañía han caído, dejando que ahora valga solo 1.800 millones. La aseguradora Barington capital ve valor en Avon, pero solo con un nuevo consejo y una dirección dispuesta a recortar costes y reinvertir en su marca global.
Su jefa actual, Sheri McCoy, tiene otras ideas. Avon está en conversaciones para vender su negocio norteamericano a Cerberus, lo que tiempo implicaría una inversión minoritaria en el capital de la empresa en Bolsa. Es una estrategia cada vez más popular entre las empresas en estado de sitio.
En agosto, Motorola Solutions donde Jeff Ubben, de ValueAct, es tanto inversor como director, se dirigió a Silver Lake en busca de ayuda. La firma de capital privado invirtió 1.000 millones de dólares en forma de bonos convertibles que pagan un 2%, lo que ayudó a Motorola a recomprar sus acciones. Silver Lake puso dos socios gerentes a bordo de Motorola.
Aunque este tipo de inversiones pueden conllevar algunas condiciones atractivas, socavan el objetivo principal del modelo de negocio de la adquisición. Tomar el control y reestructurar las empresas lejos de la mirada incómoda de los mercados públicos ha sido una estrategia ganadora. Pero las firmas de capital privado son cada vez más creativas. El peligro es excederse.