Y ahora qué, claves del futuro de Abengoa
La decisión de Gonvarri de no entrar en el capital de Abengoa tras recibir la negativa de las entidades financieras para inyectar hasta un máximo de 1.500 millones en la compañía, plantea un panorama sombrío sobre el futuro de la ingeniería andaluza a la que la banca había cerrado el grifo del efectivo desde que arrancaron sus problemas en julio.
El plan B de la compañía pasaría por dar entrada a varios fondos de capital riesgo estadounidenses se encuentran a la espera de entrar en Abengoa, a través de la ampliación de capital.
Según fuentes conocedoras de la marcha de la operación, fondos de capital riesgo estadounidense se habrían comprometido a entrar en el capital de la firma sevillana y no esperaban el acuerdo anunciado el pasado domingo para el desembarco de Gonvarri, filial de Corporación Gestamp, con un 28% del capital a través del desembolso de 350 millones de euros. Esta era la opción preferida por Abengoa, finalmente invalidada, ante la negativa de la banca a entregar a Abengoa toda la liquidez que el grupo de origen vasco solicitaba.
Un análisis de KMPG cifró una necesidad inmediata de efectivo de 250 millones, pero los hermanos Riberas solicitaron 1.500 millones con la vista puesta en los próximos dos años.
Moody's ya advirtió el pasado 19 de noviembre en un informe de la "insuficiente" disponibilidad de liquidez de la compañía y rebajó su nota de B2 a B3, ambas consideradas como bono basura, y la situó en perspectiva negativa. La agencia de rating afirmó que esto añadía una "presión adicional" a la firma y advertía que Abengoa podría necesitar de fuentes alternativas de financiación, como la venta de activos o compromiso de la banca acreedora en los dos próximos trimestres, dado que su recapitalización avanzaba más lento de lo esperado.
Entre enero y septiembre, Abengoa registró unas pérdidas de 194 millones de euros. Un periodo que finalizó con un flujo libre de caja negativo de 597 millones. En los nueve primeros meses del año su facturación cayó un 3,8%, hasta los 4.873 millones de euros, mientras que su beneficio operativo (ebit) quedó en los 529 millones, tras bajar un 12,3%. Sus gastos financieros ascendieron a 540 millones y fueron superiores al ebit.
La decisión de Gonvarri, impulsada por la negativa de asistencia financiera de la banca, de no entrar en el capital de Abengoa, pone a esta más cerca de un hipotético concurso de acreedores. Abengoa tiene una deuda financiera de 5.598 millones de euros, una cifra abultada pero que ha descendido un 23% frente al cierre del ejercicio 2014, cuando ascendía a 7.300 millones. Pero mantiene una cartera de ingeniería y construcción de 8.800 millones.
A cierre de junio, la compañía de la familia Benjumea tenía que afrontar además unos vencimientos de deuda de 633 millones de euros este año. Y entre 2016 y 2021 tiene vencimientos que ascienden a 4.600 millones. En caso de que la compañía no pueda afrontar dichos vencimientos, su futuro pasa por solicitar un preconcurso de acreedores, que le daría tiempo para negociar con sus acreedores. De ser así, el concurso de Abengoa sería uno de los más grandes de la historia en España. Martinsa Fadesa entró en concurso con un pasivo de 5.200 millones de euros, mientras que Pescanova tenía deudas que ascendían a 4.200 millones.