BBVA alerta del deterioro de las cuentas de la Seguridad Social
Reclama más impuestos verdes y menos productos con IVA reducido Propone copagos en sanidad, educación y también en infraestructuras y transporte
El servicio de estudios de BBVA ha encendido las alarmas sobre el incumplimiento de los objetivos de déficit que España ha pactado con las autoridades comunitarias. En concreto estos establecen que la diferencia negativa entre los ingresos y los gastos públicos no podrá superar el 4,2% del PIB este año, el 2,8% en 2016, el 1,4% en 2017 y tendrá que llegar al equilibrio presupuestario en 2018. Las previsiones incluidas en el informe Situación España revelan que habrá un desfase mínimo de tres décimas este año y otro de dos décimas en 2016.
El verdadero problema surge, según Rafael Domenech, economista jefe de Economías Desarrolladas de BBVA Research, en los dos siguientes ejercicios cuando el gasto en pensiones y sanidad siga creciendo con fuerza, como consecuencia del envejecimiento de la población, y los ingresos procedentes de las cotizaciones sociales sigan sin recuperarse a los niveles previos a la crisis debido a una tasa de paro que se mantendrá muy por encima de la media europea. “La recuperación no va a ser suficiente para reducir el déficit”, apuntó Domenech frente a la tesis del Ejecutivo de que un crecimiento anual cercano al 3% y la creación de medio millón de puestos de trabajo será suficiente para cumplir los objetivos de consolidación fiscal.
Los desarrollados toman el relevo a los emergentes
El informe de BBVA Research actualiza las previsiones de crecimiento mundial, con una revisión a la baja de todas las regiones, con la excepción de China, que crecerá más de lo previsto este año (un 6,9%). Para el resto de zonas, mantiene o empeora sus perspectivas, con una gran damnificada (Latinoamérica) y otra beneficiada (el sudeste asiático). “Los desarrollados toman el relevo de los emergentes”, puntualizó Jorge Sicilia, economista jefe de BBVA Research. En el caso de Latinoamérica prevé que el PIB del conjunto de las economías latinoamericanas bajará un 0,3% este año y tan solo crecerá cinco décimas el que viene. Para el sudeste asiático augura un crecimiento del 6,2% en 2015 y del 6,5% en 2016. España crecerá el doble que la zona euro y encadena por primera vez desde 2001 cuatro trimestres creciendo más que la media mundial.
La entidad financiera discrepa, lo que, sin embargo, no impidió que mantuviera sus previsiones de crecimiento para la economía española, con un alza del PIB del 3,2% para este año y del 2,7% para el siguiente (muy cercanas a las del Gobierno, que augura un 3,3% y un 3%). Las previsiones confirman que la economía seguirá desacelerándose en el cuarto trimestre, con un crecimiento interanual de siete décimas frente a las ocho del tercero y el punto del segundo. Domenech consideró esta senda como la previsible y la justificó por la explosión de la demanda “embalsada” durante la crisis en la primera mitad del año. Dicho de otra manera, que los hogares hicieron efectivas durante esos seis meses todas las decisiones de consumo sobre bienes duraderos que habían aplazado en los trimestres anteriores.
De este modo, la entidad estableció como principal prioridad la consecución del equilibrio presupuestario en 2018, por lo que planteó una estrategia en dos direcciones para evitar que se acumule en ese ejercicio un desfase fiscal de 1,5 puntos de PIB (15.000 millones de euros). “Nos preocupa el riesgo significativo de que quede una parte importante del ajuste fiscal por hacer”, remarcó Domenech.
Por el lado del gasto, la entidad financiera revela las dificultades para reducir el gasto en pensiones, sanidad y dependencia, “que tendrán una considerable presión al alza en las próximas décadas”. Por ello apuesta por la aplicación de reformas estructurales en materia laboral; en anteriores informes ya habían propuesto cambios en los costes de salida (menores indemnizaciones por despido) y de entrada (menores cotizaciones sociales y moderación salarial) del mercado laboral. Y para ello plantean una simulación:si la tasa de paro media de España en los últimos 20 años, fijada en el 18% de la población activa, se situara en el 6%, como en Alemania o Reino Unido, se liberarían 9 puntos de PIB, que permitirían hacer frente al incremento del gasto público. “Por cada punto de reducción del paro estructural, el déficit bajaría 0,75 puntos” señaló Domenech.
Un ajuste que, sin embargo, no sería todavía suficiente para alcanzar el equilibrio presupuestario en 2018. Para ello sería imprescindible aplicar otra revolución en los impuestos, que tomaría como base las recomendaciones de la Comisión Lagares creada para la última reforma fiscal. Entre las medidas para incrementar los ingresos proponen un aumento de los tributos medioambientales, reducir el número de productos que tributen al tipo superreducido (4%) y reducido del IVA (4%) y el establecimiento de copagos “especialmente en sanidad y universidades, pero también en infraestructuras y transportes, siempre bien diseñados para que nadie pueda quedar excluído por su nivel de renta”.
OCDE
La OCDE revisó ayer al alza sus previsiones de crecimiento para la economía española en 2015 hasta el 3,2 %, a una sola décima de lo que espera el Gobierno (3,3 %), pero al mismo tiempo disminuyó ligeramente la de 2016 hasta el 2,7 % y calcula que en 2017 continuará esa ralentización hasta el 2,5 %.
En su informe semestral de Perspectivas, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) es ligeramente más optimista con España para este año que la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI), que esperan un 3,1 %, y eleva en tres décimas sus propias predicciones de mayo.
