Hipotecas o cómo crecer de forma racional
La banca ha comenzado –por primera vez desde 2006– a relajar los criterios para la concesión de créditos a las familias que quieren comprar una vivienda. Así se desprende de las conclusiones de la Encuesta sobre préstamos bancarios que publicó ayer el Banco de España y que explica este cambio de política por las mejores expectativas de la economía española, el aumento de la solvencia de los clientes y la mayor tolerancia de las propias entidades frente a los riesgos. Según esos datos, la banca reconoce haber relajado su política crediticia en esta materia durante el tercer trimestre del año y aduce esas tres razones para explicar su cambio de criterio. Una decisión que se circunscribe solo a España y que contrasta con la estrategia seguida por el resto del sistema bancario de la zona euro, que ha endurecido ligeramente los requisitos de aprobación de sus préstamos hipotecarios, una circunstancia que el Banco de España atribuye al endurecimiento de algunas legislaciones de carácter nacional.
La apertura del grifo de las hipotecas para adquisición de vivienda no ha ido acompañada de una política similar respecto al crédito a las empresas, que se ha mantenido sin variaciones. La estrategia de las entidades bancarias responde al aumento de la demanda en el sector inmobiliario, así como al crecimiento de la confianza de los consumidores y a la caída de los tipos de interés. Se trata de una conjunción de factores, en la cual ha tenido un papel central la ampliación del programa de compra de activos del BCE, y que ha dado como resultado un giro en la hasta ahora severa actitud de la banca frente al riesgo, en coherencia con lo aprendido en los duros años posteriores al estallido de la burbuja inmobiliaria.
Los datos del INE sobre el ritmo de constitución de hipotecas en España confirman la radiografía. La cifra alcanzó casi las 19.330 en el mes de agosto, lo que implica un incremento del 25,8% anual y el encadenamiento de 15 meses de alzas constitutivas. Desde el Banco de España se augura que el sector de la vivienda camina hacia una sólida estabilización y se calcula con una horquilla de entre 40.000 y 200.000 unidades anuales las necesidades del mercado para los próximos 15 años. Esas previsiones de sana recuperación, lejos de las desorbitantes cifras del pasado, constituyen una excelente noticia, dado el potencial de este sector como impulsor de la actividad económica y dada la enorme cantidad de empresas ligadas a él. Precisamente por ello, todos los agentes implicados en esa recuperación –desde las administraciones públicas hasta las entidades financieras, promotoras, constructoras y agencias inmobiliarias– deben tener muy presente que el futuro de este mercado en España depende de crecer de forma saludable y sin repetir los excesos del pasado.