_
_
_
_

Draghi en estado puro.

Squaring the circle” (Cuadrar el circulo)

Escultura de tubos de acero negros doblados (2013)

Grupo Troika - Kohn Gallery

La realidad cambia según el punto de vista que tomemos.

La Troika es un grupo de artistas contemporáneos fundado por Eva Rucki, Conny Freyer y Sebastian Noel cuyos proyectos experimentales exploran los limites de la percepción. La obra que presentamos "Squaring the circle" es la pieza fundamental de su exposición "Al otro lado de la Razón"

Estuve el domingo pasado en Berlín viendo la nueva producción de “Los Maestros Cantores de Núremberg” de la Staatsoper que se estrenó el pasado día 4 de octubre. La dirige escénicamente el alemán Andreas Moses (la dirección musical es del argentino Daniel Barenboim), cuyos trabajos han tenido lugar casi exclusivamente en Stuttgart y ha querido dar el salto a Berlin. Moses nos presenta una producción magníficamente dirigida, con gran atención a los detalles, el buen gusto, llena de teatralidad, frescura, y con algunos toques personales muy interesantes.

La verdad es que fue una experiencia muy gratificante y constantemente me venia a la mente personajes como los Dragui y las Yellen (y el resto de gobernadores de bancos centrales y autoridades económicas y políticas) intentado dominar la realidad con reglas antiguas. Intentado frenar la llegada de lo nuevo con políticas monetarias absurdas. El jueves Dragui ya nos vino a decir más de lo mismo: que él tiene la solución a todo y no es más que una nueva dosis del Bálsamo de Fierabrás monetario.

En resumen, nos vienen a decir que el modelo vigente desde los años 80 basado en el endeudamiento constante de las empresas, estados y particulares apoyado en un precio de la vivienda y mercados financieros al alza (y actualmente hiperinflados) tiene unos pequeños desajustes temporales y que saben como solucionarlo. Pero yo solo veo trampas.

Ni se les pasa por la cabeza que el modelo ha dejado de funcionar o esta roto, que ya no es válido, que no soluciona los problemas de la gente. Ni se contempla que el endeudamiento acumulado en estos 30 años es ya incompatible con el crecimiento (en las primeras fases del modelo, cuando la deuda era muy baja, aceleró el crecimiento). Es más se busca más endeudamiento para resolver un problema de deuda. Beckmesser en estado puro.

Esconder los problemas.

La sola y constante mención del propósito de esconder la deuda debajo del manto de la inflación denota que son plenamente conscientes de que no hay capacidad para pagarla. La actual adoración de la inflación es un enmascaramiento de un impago. Elegante, pero al fin y al cabo, un impago.

No me vale el argumento de que la actual medición del IPC sobre valora la inflación en 1,5 puntos por lo que un objetivo de inflación del 0,0% significaría en la práctica un objetivo de deflación. Por ello nos salen con que el objetivo de inflación debe ser “por debajo del 2,0% pero cercano al 2,0%”. La sola mención del objetivo de una forma tan complicada es ya sospechosa. Los objetivos claves en una sociedad debería poder definirse de manera simple y clara. En el fondo quieren decir que “el objetivo de inflación debe ser el 2,0%”. Decir con muchas palabras lo que se puede decir con muchas menos, es indico de pedantería o de intento de estafa.

Si el indicador de precios que hemos decidido como estimador de la inflación la mide mal, la solución es rediseñarlo para que la estime bien. Muy simple, pero para reinventar la realidad se ha de ser necesariamente muy artificioso.

Tampoco me vale la medición del endeudamiento como el ratio de Deuda/PIB. Para comparar países puede ser útil, pero para medir la evolución de la deuda de un país en concreto no. Esta definición suele ser utilizada para enmascarar una ampliación de la deuda como una reducción. Además tiende a infravalorar el endeudamiento en épocas de crecimiento artificial del PIB y viceversa.

La adoración inflacionaria y el reciente recálculo de los datos de PIB añadiendo actividades no plenamente legales (o incluso delictivas) como la prostitución o el tráfico de estupefacientes constituyen la prueba definitiva de que necesitan con inflación o aritmética estadística hacer más pequeño un problema que saben que es inmenso. Todo es reconstruir la realidad con palabras y "papelitos".

"Los Maestros Cantores de Nuremberg" de Richard Wagner.

"Los comerciales (del mismo sector) rara vez se reúnen, incluso para entretenimiento y diversión, sin que la conversación termine en una conspiración contra el público, o en alguna estratagema para aumentar los precios"

“La riqueza de las naciones”. Adam Smith

El primer y segundo acto de la ópera tienen la misma estructura y refleja dos realidades ante el cambio. Ambos acaban en medio de un gran tumulto/confusión que no es más que una metáfora del fracaso

Acto I- Lo nuevo fracasa ante lo viejo. Lo viejo controla los resortes del poder.

Este acto tiene lugar en la iglesia de Santa Catalina, donde periódicamente se reúnen el consejo de los maestros para deliberar. La reunión de los maestros en esta escena es presentada como si de la reunión de los máximos dirigentes de las empresas del DAX (recordemos que los maestros son en realidad artesanos de los distintos gremios de la ciudad) se tratara.

En España podría ser las reuniones de las empresas del IBEX dentro del marco de la Oficina del Alto Comisionado del Gobierno para la Marca España (u otros creados al efecto como Consejo Empresarial de la Competitividad (CEC) o su réplica catalana “Foro Puente Aereo”). Se envuelven en la bandera (en este caso alemana) aludiendo a su carácter de ciudadanos ejemplares de Nuremberg, pero tratan asuntos propios y buscan resolver solo sus problemas y no los de la ciudadanía.

Entre los participantes puede distinguirse perfectamente a Hans Sachs (sin corbata y con la camisa por fuera) que representaría el sector más innovador del DAX (las empresas de alta tecnología que han podido hacerse en hueco entre las grandes). El detalle del Maestro-panadero Kothner sacando a cada momento un bretzel (panes salados con forma de corazón trenzado) como aperitivo para sus compañeros de cofradía refuerza el carácter comercial de la reunión (a veces oculto entre tanta discusión musical).

Al principio de este acto aparece el personaje de Walther Von Stolzing (el propio Wagner) con el deseo de ser un maestro cantor. Se prepara para superar la prueba o examen de acceso.

La preparación del examen. El viejo mundo no crea reglas para relacionarse con la realidad, sino para defenderse de la realidad.

La escena de Walter con los aprendices nos muestra unos personajes no interesados en conocer cómo funcionan las cosas en la realidad, lo que les será de gran utilidad cuando sean maestros y tengan que enfrentarse a problemas de su profesión, sino solo interesados en conocer cómo funcionan los mecanismos para ascender en la escala hasta llegar a ser maestro. Si ésto último perjudica a lo anterior no es de su incumbencia. Si las pruebas son absurdas no importa, solo importa medrar en el escalafón.

El director de escena acentúa lo absurdo de las reglas haciendo que parezca que los aprendices mientras se las enumeran a Walther, se olvidan de éstas y tienen que sacar tarjetones de los bolsillos para recordarlas y, cuando por accidente se les cae mientras las manipulan, se remangan las camisas para leerlas de sus brazos y palmas de la mano donde las tienen apuntadas a modo de chuletas.

Llegan los maestros

El examen. Lo viejo se obstina en medir la realidad con sus reglas caducas, cerrando cualquier posibilidad de ver la realidad de otra manera.

La prueba o examen de Walter resulta un total fracaso ante los obstáculos que pone Beckmeser (el único personaje que no es un artesano, ya que es funcionario del Ayuntamiento y por lo tanto la parte política de la junta de maestros).

Beckmesser y los maestros más tradicionales tienen miedo a la realidad y han articulado todo un entramado absurdo y complicado de reglas (el tabulatur) con las que defenderse de todo lo nuevo. Consiguen su propósito. Interrumpen la canción del aspirante y le humilla ante el resto de maestros. Walther solo recibe ayuda de Hans Sachs, más abierto a las novedades. Pero poco puede hacer para que Walther siga adelante con la prueba. No es ni escuchado. Walther supone un riesgo para su mundo prefabricado de "certezas" vacías. El tumulto se adueña del final del primer acto.

Archivado En

_
_