La educación inglesa atrae adeptos, pese a sus precios
Depende de las regiones, en Escocia los estudios universitarios de grado son gratuitos Se distribuyen por igual entre las ciudades escocesas, de Irlanda del Norte, Gales e Inglaterra
Desde 1901, año de su creación, 91 de los galardonados con el Premio Nobel se han preparado entre los muros de la Universidad de Cambridge. En 1962, por ejemplo, Watson y Crick recibieron el Nobel en Medicina por el descubrimiento de la estructura de doble hélice del ADN. Muchas décadas antes, Isaac Newton desarrolló algunos de sus trabajos en la facultad británica, fundada a principios del siglo XIII por investigadores que huían de Oxford.
La calidad de su educación y su prestigio se mantienen hoy en día y sitúan a Cambridge como la cuarta mejor facultad del planeta, según el ranking elaborado por The Times Higher Education. Por delante, en el segundo lugar de la lista, se encuentra otra universidad británica, la de Oxford, y por detrás, en el octavo puesto, el Imperial College London.
“Como repitáis lo que os digo, os voy a suspender”
“Cuando estudiaba, uno de los catedráticos dijo: “Esta es mi opinión sobre la historia, pero como repitáis lo que digo, os voy a suspender”, recuerda Ralph Smith, secretario del club de exalumnos de Cambrigde University en Madrid. La educación superior en Gran Bretaña difiere respecto a la española en la metodología. Es un sistema educativo “más práctico y mucho menos teórico”, explica Carolina Jiménez. Smith lo asemeja a un “viaje de exploración, un reto”.
La otra gran diferencia, según Jiménez, estriba en los programas. Mientras que en España estudiar un título en una universidad u otra no implica recibir contenidos distintos, allí cada centro elabora su currículum de la carrera, centrándose en las demandas del alumno y de la empresa.
Dos de ellas, Cambridge y el Imperial College London, van a estar presentes hoy y mañana en Madrid, en la cuarta edición de la Feria de Educación Británica, que se trasladará a Barcelona el miércoles 21. En el encuentro se podrá escuchar a representantes de distintos centros educativos de Reino Unido que han visto cómo durante los últimos años se ha seguido incrementando la presencia de alumnos españoles en sus aulas, sin notarse el efecto de la crisis. “En los últimos diez años, el número de estudiantes españoles ha ido subiendo muy despacio, unos 1.000 en total”, explica Carolina Jiménez, responsable de Educación Superior del British Council, centro organizador de la feria. Según sus cifras, el año pasado 9.550 jóvenes viajaron a las islas a estudiar.
Entre los estudios elegidos, no predominan los de una u otra disciplina, aunque destacan los que acuden a formarse en negocios. Tampoco viajan a una ciudad en concreto. Se distribuyen por igual entre las ciudades de Irlanda del Norte, Gales, Escocia e Inglaterra, aunque por la amplia oferta que posee, son muchos los que optan por asentarse en Londres.
Sin embargo, a la hora de elegir una región u otra, el precio puede ser un aspecto decisivo. En Escocia, los estudios universitarios de grado son gratuitos, mientras que en el resto de Reino Unido, el Gobierno ha fijado una tasa máxima de 9.000 libras (12.200 euros) anuales que pueden alcanzar las carreras en los distintos centros. Este importe multiplica por diez el precio de los estudios en España. Según los datos del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, para el curso 2014-2015, el precio medio por crédito matriculado en un estudio de grado en una universidad española fue de 18,5 euros. Teniendo en cuenta que un curso académico engloba 60 créditos, el importe base serían 1.110 euros, a los que habría que sumar otros gastos de seguro escolar, secretaría, etcétera.
Como en España, los británicos cuentan con ayudas para financiar estas tasas desorbitadas. Sin embargo, en vez de becas, Reino Unido ofrece préstamos, cuyo único requisito para acceder a ellos es ser de nacionalidad británica. La devolución comienza una vez que el estudiante ha terminado la carrera y logra un empleo en el que gana un salario superior al que obtendría de no tener un título universitario, es decir, más de 21.000 libras (28.500 euros) anuales. La mensualidad mínima a devolver es del 9%, que asciende según la cuantía del sueldo; el crédito prescribe después de 30 años.
El Estado proporciona también un préstamo para la manutención, ya que lo habitual es que el estudiante se independice cuando comienza la universidad. Sin embargo, son pocos los que recurren a él y prefieren trabajar a media jornada para costearse parte de los gastos.