Las polémicas SICAV: ¿Son solo para ricos?
Las Sociedades de Inversión de Capital Variable (SICAV) es un instrumento de inversión colectiva que tiene como requisitos mínimos tener un capital de al menos 2,4 millones de euros y 100 partícipes. Lo más llamativo y polémico de estos productos está en la fiscalidad, ya que sólo tributan al 1% en el Impuesto de Sociedades todos los años, pero sí tributan de forma superior cuando se venden. Las plusvalías obtenidas lo hacen al tipo fijado para las rentas de capital (acciones, entre otros). Esto es tras los cambios fiscales de julio del 2015 del 19,5% hasta 6.000 euros, del 21,5% de 6.000 a 50.000 euros y del 23,5% para los superiores. Estos tipos, descenderán en 2016, al 19%, 21% y 23%.
Además de esta baja fiscalidad, la mayor ventaja está en poder diferir el pago del impuesto. Cuando el dinero está en SICAV como hemos señalado, tributa al 1% en lugar de al 30% en el Impuesto de Sociedades, siempre y cuando no se mueva. Cuando el capital se devuelve al dueño es cuando hay que pasar por Hacienda, pero se tributa igual que unas acciones. Si bien, se pueden traspasar cantidades sin tener que tributar por ellas siempre y cuando no se supere una cierta cantidad, al considerarse que lo que se retira es capital y no beneficios obtenidos por la inversión.
Todo ello ha llevado a que muchos colectivos hayan pedido cambiar de fiscalidad pero gobiernos de distintos colores no lo han hecho, argumentando fundamentalmente que una mayor fiscalidad llevaría a una fuga de dinero a otros países.
También para el pequeño inversor ¿SICAV o Fondo de Inversión?
Otro de los puntos que la ha hecho tener mala fama es que se haya convertido en uno de los instrumentos preferidos por las grandes fortunas para administrar su patrimonio. La forma de hacerlo suele ser teniendo una parte dominante del capital (a veces hasta un 99%) y distribuyendo el 1% entre pequeños accionistas para alcanzar el mínimo de 100 que requieren las sociedades.
Pero no son los únicos, a diferencia de los que muchos piensan también es utilizado por miles de pequeños ahorradores. Lo es en algunos casos, juntándose un grupo de ahorradores que se reparten de forma más proporcional el capital de la empresa (sin que haya uno que detente la práctica totalidad de las acciones) y lo es más invirtiendo indirectamente a través de fondos de inversión que participan en el accionariado de la SICAV.
En estos casos las SICAV si se convierten en un instrumento de inversión colectiva y no un instrumento de gestión del patrimonio particular.
Esta dualidad es el mayor problema de las SICAV y la que le cuestiona como un instrumento muy válido de inversión en paralelo a los Fondos de Inversión. ¿Solución? Puede haber muchas aunque desde luego los resultados finales de salidas de capital son impredecibles. Pero pueden estar por ejemplo en elevar el número de accionistas mínimos y el reparto de capital para evitar que sólo una tenga la práctica totalidad y el resto participe de forma testimonial. Mientras esto no cambie, seguirá siendo un instrumento muy cuestionado.