Iberdrola se sirve de la tecnología para involucrar a los accionistas
El gobierno de las empresas, especialmente las cotizadas, se está viendo modificado de manera continua con el avance de las tecnologías y de las nuevas formas de comunicarse. Estas herramientas transforman por completo la relación entre accionistas y el consejo de administración.
Es el caso de Iberdrola. La compañía energética se encuentra en plena transformación de su gobierno corporativo, con un plan de involucración de accionistas presentado este mismo año. “Es una tendencia, los consejos deben desarrollar su función escuchando la preocupación del accionista”, explicó ayer Íñigo Elorriaga, responsable de gobierno corporativo de la compañía.
Para ello, la empresa energética ha impulsado, además de la tradicional oficina de atención al accionista, una plataforma digital que fomente la comunicación eficaz entre el accionista y la empresa. “Hay que acercar la información al accionista, pero esta debe ser clara y transparente”, comentó Elorriaga.
En este marco de cambio de relación con el accionariado, el responsable de gobierno corporativo apuesta no solo por recibir las preguntas de los accionistas si no por ser una empresa “proactiva”, fomentando los intercambios de información. Así, la empresa realizó esta semana dos encuentros, en Bilbao y Madrid, con accionistas.
Italia y Francia, los pioneros en la ‘loyalty share’
Las acciones conocidas como loyalty shares solo funcionan por ahora en dos países, Italia y Francia, pero es un debate que se está abriendo a más mercados. Esta herramienta, que lo que pretende es dar estabilidad en el accionariado de una sociedad, se ha encontrado sin embargo con rechazos.
Gabriel Alsina, responsable del Institutional Shareholder Services (ISS) para el Sur de Europa, explicó ayer que los principales críticos son los accionistas institucionales, que entienden que modifica su forma de actuar. Por su lado, Luca Enriques, profesor de la Universidad de Oxford, afirmó que la herramienta beneficia principamente a los accionistas de referencia, que suelen permanecer, y logran el doble de derechos de voto.
Ambos coinciden en señalar que también favorece a los Estados que mantienen paquetes de acciones significativos en empresas clave del país, como es el caso de Francia con la automovilística Renault.
Estos eventos están enfocados, según Elorriaga, a tratar temas de actualidad. En este caso, sobre la mesa estaba el fomento de prácticas que eviten el cortoplacismo. Prácticas como el conocido como loyalty shares. Esta herramienta busca premiar la lealtad de los accionistas que se mantienen durante al menos dos años otorgándoles, por ejemplo, dos votos por cada acción.
Elorriaga intentó dejar claro que no se trata de propuestas que haga la empresa, sino plantear el debate, junto con expertos sobre el gobierno corporativo. Es el caso de este nuevo modelo de acción, que se está comenzando a implantar en países como Italia y Francia.
Estos eventos contaron con la presencia de Gabriel Alsina, responsable del Institutional Shareholder Services (ISS) para el Sur de Europa, y Luca Enriques, profesor de la Universidad de Oxford. Elorriaga, que señaló que el sistema español todavía no permite adoptar esta medida, argumentó que lo importante es permitir que el accionista opine, especialmente en aquello que se refiere al gobierno corporativo y la RSC.