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Tribuna
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Educación financiera para emponderar personas

Lo más disruptivo de la educación financiera es que empodera a las personas en el uso del dinero en sus vidas y en la gestión de sus finanzas. La educación financiera contribuye a romper la asimetría de información sobre la cual tradicionalmente las entidades financieras han fundamentado la relación con los clientes. Una relación desigual que podemos calificar incluso en algunos casos de paternalista. Hoy el mundo ha cambiado. El acceso universal a la información, la infinita capacidad para compartirla, el mayor nivel cultural de nuestras sociedades.

Todo ello nos lleva a que las personas, los clientes de las entidades financieras exijan cada vez más que las entidades financieras basemos nuestra actividad en una relación equilibrada con ellos. Sin asimetrías, con honestidad, trato justo y lenguaje claro. Que no haya sorpresas cuando compramos un nuevo producto. Esa relación equilibrada con nuestros clientes es la base sobre la que se fundamenta la confianza y la banca responsable.

En este sentido, los clientes no solo nos piden que trabajemos para ofrecerles los mejores productos financieros y les ayudemos a tener un futuro mejor. Los clientes nos piden que les ayudemos a tener el control de sus finanzas. Las personas nos piden que les empoderemos para tomar las mejores decisiones financieras a la largo de sus vidas.

Para conseguirlo, la educación financiera juega un rol fundamental. No podemos imaginar un auténtico banco customer-centric sin un claro compromiso por la educación financiera.

Como ya hemos dicho muchas veces, la educación financiera es un reto global y una tarea colectiva que debe implicar a los gobiernos, los reguladores y supervisores, las entidades sociales y, por supuesto, las propias entidades financieras.

Y la pregunta es, ¿qué puede hacer un banco por la educación financiera?

Podemos definir tres ámbitos de actuación complementarios. En primer lugar, un banco puede utilizar la educación financiera como una de sus prioridades en su política de responsabilidad social corporativa. De este modo puede impulsar de educación financiera para distintos públicos, con distintos formatos y canales y en colaboración con otras organizaciones educativas y del tercer sector.

En los últimos años han proliferado en España iniciativas de este tipo. Hoy prácticamente todas las grandes entidades financieras contamos con proyectos de menor o mayor alcance y abordando todas las edades.

El segundo ámbito de actuación tiene que ver con el compromiso por hacer advocacy y la promoción de iniciativas colectivas. Aquí enmarcamos nuestra alianza con la OECD para hacer posible el Informe PISA sobre educación financiera y que en 2015 ya está realizando el trabajo de campo para su segunda edición. El proyecto colectivo de la AEB Tus Finanzas, Tu Futuro es un buen ejemplo del esfuerzo de todas las entidades por un objetivo común.

Y en tercer lugar, los bancos deben explicar mejor sus productos y servicios en su relación cotidiana con los clientes. Y deben hacerlo de forma transparente, clara y responsable.

Los bancos deben explicar sus productos y servicios de forma transparente, es decir, ofrecer toda la información relevante, la buena y la no tan buena, siempre al mismo nivel. Si queremos ofrecer un fondo de inversión con un perfil de riesgo elevado no podemos esconder las rentabilidades pasadas que no nos gustan en la letra pequeña.

Los bancos deben explicar sus productos y servicios de forma clara. De forma estructurada y utilizando un lenguaje que el cliente entienda. Deben minimizar el uso de tecnicismos y, si es inevitable, ofrecer un simple glosario para una fácil comprensión.

Y los bancos deben también explicar sus productos y servicios de forma responsable, o lo que es lo mismo, pensando siempre en los intereses a medio y largo plazo del cliente. No fomentando el sobreendeudamiento, velando por la prudencia en la asunción de riesgos.

Este nuevo modelo de relación con el cliente supone un cambio radical en la concepción de nuestro negocio. Un cambio cultural. Estamos convencidos que es la vía para fijar un nuevo estándard en la industria. Un estándard que pone de forma auténtica a las personas en el centro de nuestra actividad.

Antoni Ballabriga es director global de Negocio Responsable de BBVA

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