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Desea reactivar la financiación privada de infraestructuras y start-ups

La CE relaja la regulación para potenciar la inversión

Jonathan Hill, comisario europeo de Servicios Financieros
Jonathan Hill, comisario europeo de Servicios FinancierosREUTERS

La Comisión Europea quiere pasar página esta semana y dejar atrás cinco años de hiperregulación del sector financiero. Bruselas asegura que no se trata de volver a la situación previa a la crisis, sino de facilitar el retorno de la inversión para estimular la creación de empleo y el crecimiento.

Entre las primeras medidas para lograr esos objetivos, el comisario europeo de Servicios Financieros, el británico Jonathan Hilll, tiene previsto anunciar este miércoles la relajación de los criterios de solvencia para las compañías aseguradoras cuando inviertan a largo plazo en grandes proyectos de infraestructuras.

Hill también intentará resucitar el mercado de las titulizaciones, hundido desde el fiasco de las hipotecas basura en EE UU en 2007. Bruselas calcula que las pequeñas y medianas empresas europeas dispondrían de una financiación adicional de hasta 20.000 millones de euros si el mercado de titulizaciones recuperase al menos la mitad del volumen previo a la crisis.

La Comisión también está revisando ya las normas de capital del sector bancario, con el propósito de modular las obligaciones y reducirlas para las entidades con un perfil de riesgo bajo o con un volumen de actividad que no suponga ningún riesgo sistémico.

A más largo plazo, Hill se propone evaluar el impacto que ha tenido en el sector la avalancha normativa puesta en marcha en Bruselas como respuesta a la crisis financiera. En total fueron cuatro decenas de directivas o reglamentos que, según la industria financiera, han provocado en algunos casos un estrangulamiento de crédito e inversión.

Seguir a Estados Unidos

El nuevo plan financiero de la Comisión forma parte de la estrategia para crear un mercado único de capitales que permita a inversores, ahorradores y empresas explotar mejor la ingente cantidad de recursos financieros acumulados en la Unión Europea. Bruselas considera que la fragmentación de los mercados y la atomización del sector financiero provocan a menudo la infrautilización de unos recursos que podrían ayudar a potenciar el crecimiento y la creación de empleo en Europa.

Las propuestas de Hill intentarán superar esa fragmentación y aumentar la financiación disponible, entre otras cosas, para las start-ups o empresas de nuevo cuño más innovadoras. Bruselas se propone seguir así la estela de EE UU, donde los mercados de capital riesgo mueven un volumen cinco veces mayor que los europeos. El departamento de Hill calcula que si ese tipo de capital semilla hubiera estado disponible en Europa a los mismos niveles que al otro lado delAtlántico, las start-up europeas habrían dispuesto de 90.000 millones de euros entre 2008 y 2013.

Las comparaciones con EE UU denotan que la Comisión vuelve a considerar a aquel mercado como el modelo a seguir, tras un lustro en que la legislación europea había intentado distanciarse de unos mercados anglosajones estigmatizados por la crisis. Bruselas asegura que no se trata de volver al pasado sino de corregir los excesos regulatorios que se puedan haber cometido a raíz de la crisis.

La posible salida de Reino Unido marca el plan

El proyecto para crear un mercado único de capitales en Europa arranca marcado inevitablemente por el referéndum en que Reino Unido decidirá si continúa o no formando parte de la Unión Europea. En principio, el plan financiero de la Comisión está diseñado para los 28 Estados miembros de la UE. Pero la incertidumbre sobre el futuro de la City londinense puede obligar a modificar el plan, para adaptarlo a la continuidad o no en la UE de la actual capital financiera del club

Algunos analistas interpretan que la propia elaboración del plan y el nombramiento de un británico (Jonathan Hill) como comisario europeo de Servicios Financieros son guiños a Gran Bretaña para faciltiar la victoria del Sí a la UE en el referéndum.

Londres sabe, sin embargo, que tarde o temprano el mercado único de capitales se solapará casi completo con la zona euro (a la que ahora pertenecen 19 de los 28 miembros de la UE) y que su posición como centro financiero podría verse amenazada en el futuro.Fuentes europeas señalan que el Gobierno de David Cameron intentará prevenir ese desenlace. Y que uno de los puntos principales en la renegociación con Bruselas y Berlín de cara al referéndum será la exigencia de garantías sobre la convivencia entre los socios del euro y los que mantengan su propia divisa.

Cameron amenaza con defender el No en la consulta si la UE se resiste a revisar las condiciones de la pertenencia del Reino Unido al club.Bruselas parece dispuesta a ceder en materia de mercados financieros, aunque sobre la City pesa la amenaza de que la zona euro opte por renunciar a sus servicios si finalmente Gran Bretaña sale de la UE.

Más capital para los bancos sistémicos

La evaluación en marcha de los requisitos de capital de la banca europea (recogidos en la directiva llamada CRD IV) va encaminada a ofrecer un tratamiento diferenciado de las entidades en función de su perfil de riesgo. Bruselas considera innecesario que las entidades más pequeñas y que no suponen un riesgo sistémico se sometan a unos requisitos de capital desproporcioniados.

La vigilancia, por tanto, se centrará en los grandes bancos, que además deberán hacer frente a las exigencia que plantee a nivel internacional el Consejo de Estabilidad Financiera (FSB, por sus siglas en inglés), dependiente del Banco Internacional de Pagos, con sede en Basilea.El FSB, que se reunió el pasado viernes en Londres, ultima una norma sobre absorción de pérdidas que obligará a los grandes bancos a dotarse de un colchón de capital adicional equivalente a entre el 16% y el 20% de sus activos ponderados por riesgo.

El acuerdo se aplicará a las 30 grandes entidades consideradas de riesgo sistémico, entre las que figuran el Banco de Santander y el BBVA. El objetivo declarado desde el comienzo de la crisis es lograr que en el futuro cualquier banco, por grande que sea, pueda reestructurarse o liquidarse en caso de dificultades sin recurrir al dinero del contibuyente. El FSB, sin embargo, contempla un período de transición para nutrir el colchón de seguridad, que podría prolongarse hasta 2022, 15 años después del arranque de la crisis.

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