Qué opciones tengo para financiar la “vuelta al cole”
Libros, material escolar, uniformes, zapatos,… los gastos se multiplican en estos últimos días de agosto para un arranque escolar que la mayoría de las comunidades autónomas tendrán en el arranque de la segunda semana de septiembre. Todo ello, tras disfrutar y pagar por unas vacaciones en las que el gasto del turismo nacional ha subido. Llega otro desembolso más que importante para muchas familias. Y es que a todos estos gastos, multiplíquenlos por el número de hijos y aumenten a medida de que estos crecen, por todo ello es cada día más frecuente buscar fórmulas financieras para poder hacer frente a este importante gasto.
Nómina, una rentable fuente de financiación
Entre las mejores soluciones las podemos encontrar en las distintas opciones de financiación que muchos bancos nos posibilitan al domiciliar la nómina, tanto por su coste como por la rapidez en conseguir dinero. Lo más económico es pedir un anticipo de nómina, nos abonarán en nuestra cuenta el importe de nuestro salario que posteriormente nos descontarán tras su pago. El principal inconveniente es precisamente este, que en un corto periodo de tiempo tenemos que devolver el dinero, mientras que a favor tiene un coste bastante pequeño, sólo necesita tener cierta antigüedad con los ingresos domiciliados en la entidad financiera pagándose nada o una pequeña comisión por ello.
La segunda opción es acceder a un préstamo nómina, de concesión rápida y que generalmente tienen como límite un número de mensualidades (de 3 a 5 es lo más común). Igualmente exigen cierta antigüedad con la nómina domiciliada, los plazos de devolución suelen ser no muy largos (de 6 meses a 2 años) pero a cambio los tipos de interés suelen ser más bajos que otros préstamos personales.
Dentro de esta categoría existen préstamos sin intereses, pero que cobran por anticipado una comisión de apertura y/o estudio. Por ello este coste tiene que medirse con la Tasa Anual Equivalente (TAE) de la operación para poder compararla con otros préstamos, ya que hay casos que pueden ser más caros que otros con intereses.
Tarjetas de crédito, socorridas pero “peligrosas”
Es una opción cómoda y cada día más usada. De hecho, tras una caída en los años de la crisis, la recuperación del número de tarjetas de crédito en España ha sido espectacular y ha sumado más de 2,5 millones de nuevas tarjetas en los últimos 2 años. De hecho, en 2014 se pagaron compras con tarjeta (crédito y débito) por un valor de 105.854 millones de euros, más de 7.000 millones que en el año anterior.
Para financiar las mismas, las tarjetas más recomendables son las de pago aplazado o revolving especialmente diseñadas para fraccionar una operación y con unos tipos de interés más bajos que la mayoría de las tarjetas de crédito. El coste es uno de los principales inconvenientes de estos productos de financiación ya que los intereses de una tarjeta pueden llegar hasta el 25% TAE, y es que en estos productos se suele destacar el tipo de interés nominal mensual, que oscila entre un 1% y 2%, mientras que al igual que en los préstamos hay que fijarse en la TAE para poder comparar con las distintas formas de financiación.
Entre los puntos a favor de las tarjetas está la flexibilidad, tanto a la hora de fraccionar como para poder cancelar esta financiación, sin ningún coste adicional, mientras que en la mayoría de los préstamos existe una comisión de cancelación.
Los minicréditos, distintos costes para distintas situaciones
La figura del minicrédito en España va a afianzándose. Es relativamente buena, y su crecimiento se debe en parte a la crisis y de la escasa concesión de otros productos de financiación. Los últimos datos de resultados de la gran banca a 30 de junio de 2015 nos muestra como las entidades financieras han ganado un 40% más, pero el crecimiento de la concesión de préstamos sigue siendo muy reducida.
Se trata de préstamos de pequeñas cantidades (generalmente tienen un tope de 300 euros la primera vez que lo solicitas y en algunos casos si eres cliente recurrente se puede elevar hasta 500 a 600 euros) a devolver muy pronto, en plazos que no exceden de los 30 días. Su función principal es cubrir pequeños gastos o imprevistos pero siempre teniendo en cuenta que con este plazo tan corto debemos tener la seguridad de poder devolverlos ya que el coste es más que importante.
Los “honorarios” son muy altos, de hecho si los comparamos en términos disparan la TAE en más de 100 veces a las de una tarjeta de crédito. Por todo ello, podemos optar a las ofertas de minicrédito sin coste, en el que sólo devolvemos lo prestado, y que se corresponde a cuando hacemos una primera operación. Si no tenemos esta opción, y nos decidimos por ellos, debe ser porque no tenemos otra alternativa más económica o el perjuicio económico por no tener dinero es importante (coste de suministros como luz o gas por impago de recibos, por ejemplo)-
Pero en todos los casos, compare las diferentes opciones y evalúe su coste no sólo los intereses, si no también comisiones y plazos, para intentar que la cuesta de septiembre sea menos empinada.