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¿Se puede medir el miedo?

Del crac de la semana pasada me parece más interesante la lectura sobre los mercados de valores occidentales que sobre China. El S&P 500 bajó más el pasado lunes que el lunes posterior a la quiebra de Lehman… Y el lunes pasado no había sucedido nada, o al menos nada nuevo. El VIX, índice de volatilidad de las opciones sobre el S&P 500 y medición más o menos fiable del miedo en los inversores, marcó su mayor alza desde 2009, hasta niveles propios de catástrofes. Si alguien no sabe lo que es el VIX, tiene la explicación más detallada al final del texto.

El 14 de agosto, ya después de la devaluación del yuan, el VIX estaba en menos de 13 puntos, cerca de mínimos históricos. El mercado vivía algo inquieto por la Fed, algo inquieto por la devaluación del yuan, pero pasando agosto con relativa calma… Preocupación más aparente que real. Hasta que un día despierta el dragón, y el VIX se multiplicó casi por cuatro en una sesión que destrozó las carteras de gestores e inversores particulares en todo el mundo.

No por más complejos los mercados son más racionales o estables. Si un inversor usa órdenes de venta automáticas para limitar pérdidas, la entrada en acción de miles de estas órdenes un mal día amplifica los descensos. Si usa el índice VIX como vía para controlar el riesgo, el día que le da por subir está forzado a vender para mantener el equilibrio de su cartera. Ni se puede tampoco fiar totalmente de los ETF, que colapsaron en la apertura de sesión de Wall Street el lunes pasado.

La gente no es tonta; las técnicas de control del riesgo funcionan bien el 99% de los días. Pero ese 1% es cuando más se necesitan. Mohamen El-Erian explica en este artículo en Bloomberg las lecciones de este crac: el inversor tiene que tener estómago para soportar caídas repentinas y, si es posible, dinero para aprovecharlas. Sin estas premisas, no hay ecuación que valga. La rentabilidad con poco riesgo no dura demasiado y el único sistema 100% fiable ante el riesgo es la disposición a asumirlo.

Los tipos de interés a cero nos sugieren que tener liquidez es inútil, y que hay que invertir en alguna parte. Perfecto. Pero hay un problema, que surge cuando pintan bastos y todo el mundo quiere dinero en efectivo: que todos venden a la vez. Conviene que nos vayamos acostumbrando a los sustos.

Bonus 1.- El VIX, por quien no lo sepa, es un índice que mide el precio de las opciones de compra y venta sobre el S&P 500. Como una opción es una cobertura de riesgo (por ejemplo, comprar una opción de venta me genera un beneficio variable en caso de caídas a cambio de una prima fija), el precio de las opciones es una medida del riesgo de mercado; en otras palabras, lo que cobra alguien por asegurarme mi inversión.

Bonus 2.- El índice VIX se puede comprar y vender, es decir, se puede comprar y vender volatilidad, intentando adelantarse a los repuntes en el riesgo. El VIX en niveles bajos durante este verano, por ejemplo, con la Fed a punto de apretar el gatillo y el follón chino, era una ganga.

Bonus 3.- Si les gustó el VIX, les gustará aún más el VVIX, índice que mide la volatilidad del índice VIX, o la volatilidad de la volatilidad. Si el VIX mide el miedo de los inversores, VVIX podría estar parafraseando a Roosevelt: es la medida del miedo al propio miedo.Y este sí está en máximos.

Para que luego digan que los mercados son aburridos. Lo malo de estas cabriolas técnicas es que, a veces, hacen olvidar la esencia de los mercados: un montón de gente apostando.

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