¿Se puede disponer de una vivienda (indefinidamente) sin comprarla ni alquilarla?
Mayor movilidad geográfica, menor dependencia en la concesión y pago posterior de una hipoteca, uso indefinido de la vivienda, incluso se puede heredar pero no vender o realquilar, viviendas más asequibles en relación a la compra y al alquiler, mayor grado de autogestión con posibilidad de voz y voto en las decisiones de la cooperativa como definiciones de espacios, normas de la comunidad, cuotas a pagar. Estas son las principales ventajas de disponer de una casa con derecho a uso sin tener que comprarla o alquilarla. Aunque todavía existen interrogantes a aclarar para equiparar definitivamente este tipo de acceso a la vivienda con respecto a la compra o al alquiler.
Una cooperativa que no se disuelve y que gestiona todos los trámites administrativos necesarios para la construcción o remodelación de un edificio y que se convierte en la propietaria y gestora de las viviendas, unos usuarios que disfrutan del derecho de uso de las viviendas construidas o remodeladas, un contrato de derecho o cesión de uso que está regulado por el Código Civil y por los estatutos de la comunidad de vecinos y el pago de una entrada inicial, reembolsable al finalizar el contrato y de una cuota mensual por uso de la vivienda; son los elementos necesarios para disponer de una vivienda de forma indefinida, que no se compra ni se alquila.
Se trata de un modelo habitacional asentado desde hace muchos años en países como Alemania, Dinamarca (Modelo Wohnprojekte) o los países nórdicos (modelo Ándel), no especulativo sin fin de lucro donde la propiedad de la vivienda recae en la cooperativa.
Según Sostre Civic, la cooperativa barcelonesa, la clave es llegar a acuerdos de colaboración con instituciones públicas que disponen de suelo o edificios sin usar y en los que no pueden llevar a cabo ninguna acción porque no pueden endeudarse más y sobre el que se adquiere un derecho de superficie durante un tiempo indefinido o una cesión de uso de ese suelo, a cambio del pago de un canon anual. También estas cooperativas cuentan con viviendas en edificios públicos que estaban infrautilizados y que la cooperativa ha rehabilitado con fondos privados o acuerdos con propietarios privados de edificios o de suelo a cambio de un canon anual.
Importe de la vivienda
Desde Sostre Civic se hace referencia a los importes que deben desembolsar los usuarios de estas viviendas. Una aportación inicial que depende de la ubicación del edificio y que se encuentra alrededor de los 15.000 y 20.000 euros y una cuota mensual de derecho de uso que varía de los 150 a los 700 euros por un piso de 70 metros cuadrados, en función de la repercusión del suelo. Los gastos de consumo derivados del uso de la vivienda corren a cargo del usufructuario y los gastos generales de la vivienda e impuestos como IBI, tasas de residuos urbanos los debe pagar el propietario de la vivienda, la cooperativa, a excepción de los casos en los que se haya llegado a un acuerdo entre propietario y usufructuario dentro del contrato de derecho de uso.
En el caso de que el usuario desee abandonar la vivienda, la cooperativa devuelve la entrada inicial junto con el IPC acumulado y las mejoras realizadas en el inmueble.
En Madrid esta iniciativa está promovida por Cohousing Verde. Una fórmula intermedia entre la compra y el alquiler.