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El Foco

La manufactura avanzada

Que nuestro país ha perdido peso industrial en favor de actividades de menos valor añadido no es ninguna sorpresa. Puede argumentarse que lo importante es que haya flujo de dinero, originado por lo que sea, pero no es difícil deducir que esto es un planteamiento miope y peligroso. Porque un futuro sólido, con opciones, pasa por tener un conjunto diferenciable de estas, y la capacidad de lograr desmarcarse necesita contenido tecnológico. La tecnología genera valor directo, crea opciones de futuro, permite diferenciarse de manera profunda y sostenible, origina empleo de calidad, y facilita la internacionalización.

Muchas empresas han colocado plantas en países de bajo coste, en una huida hacia adelante para competir con precios bajos, sin apenas investigar en soluciones innovadoras.

Esta estrategia ha arrastrado múltiples problemas de calidad y servicio, y lo único sostenido ha sido la falta de productividad. Abrir en estos países es lógico, pero siempre que sea para abordar un mercado local y lejano, nunca para protegerme en mi geografía natural fabricando más barato “donde sea”. Tú mismo te haces vulnerable; cuando en dichos países suban los costes salariales, te encuentras siendo no competitivo ni innovador en tu propio país de origen.

Pues lamentablemente, esto mismo ya está ocurriendo, comenzando por China e India, que además tienen un nivel tecnológico, en sus universidades, superior al nuestro, y que esperaran a industrializarse para desplegarlo de forma eficaz, y partían con ventajas, porque hemos jugado en su terreno; el del coste.

Muchas empresas colocaron plantas en países de bajo coste, en una huida para competir con precios bajos

¿Qué vamos a hacer entonces? ¿Buscar otras zonas más baratas? ¿Iremos a la Selva Amazónica? ¿Cuánto supone esto en términos de worst practices, pérdidas de calidad irreversibles, y situaciones de plantas de fabricación sin solución en su recuperabilidad? No tiene lógica.

Pero EE UU, siempre visionaria y pragmática, se adelantó, y ya hace unos años que promueve la nacionalización de actividades expatriadas, con una doble visión:

El conocimiento tecnológico se confina en pocas personas, que con él dictan reglas empíricas

- No para hacer lo que allí hacían, sino para evolucionar aquel producto hacia uno de valor añadido funcional o tecnológico significativamente mayor.

– Y no para hacer como allí se hacía, sino para adoptar una forma revolucionaria de fabricar: revolución en las mentes y no solamente con colecciones de robots, TIC’s, 3D’s, etc., quien tiene prisa se mete en la trampa.

– ¿Qué trampa? La de crear un sistema carente de esencia frágil, que mañana ya es obsoleta sin remedio y que solo ha conseguido hacer las cosas algo más rápido (y con suerte).

Así solo se puede renacionalizar con esa doble visión, porque la carencia de la primera hace vulnerable el corto plazo, y la de la segunda, el largo. La manufactura avanzada o fábrica del futuro va mucho más allá de las iniciativas de guía, promoción y recomendaciones, como las que aportan el 4.0 y similares, que son necesariamente superficiales e incompletas. Además de unas personas (hasta el operador) profundamente formadas y motivadas en la tecnología. Hay una relación tan dependiente e integrada entre ellas, que casi pueden oírse vibrar (y por supuesto medirlo en la gestión).

Hasta tal punto es importante conseguir un alma motora para la fábrica avanzada, que necesitamos energía limpia y renovable que elimine las terribles asunciones tradicionales que nos lastran; cito estas nueve:

• La planta es, sobretodo, un lugar para fabricar productos de manera muy eficiente.

• El conocimiento tecnológico se confina en pocas personas, que con él dictan reglas empíricas.

• El nivel de conocimiento tecnológico es el práctico estrictamente necesario.

• No es preciso que el nivel de conocimiento tecnológico sea mucho más profundo.

• Es imposible cero defectos a la primera de forma sostenida.

• La fiabilidad de producto debe garantizarse primordialmente en el diseño, para hacerla insensible a la calidad con la que se fabrica.

• Es imposible 100% de calidad en servicio y, por lo tanto, la agilidad en los flujos se conforma con reducciones de tiempos de set-up del 50%, cuando lo que se necesita es más del 95%.

• ¿Disfrutar y divertirse en la fábrica? Unos pocos y con mucha suerte.

• El VAT (número de identificación) en los productos es una protección estable contra los low cost countries (pero cuando tenían menos ciencia y tecnología que nosotros).

Esta energía la podemos encontrar justo en algo elemental: La motivación de las personas a todos los niveles de la organización con la comprensión y utilización práctica de la tecnología.

Y esta es justamente la base en la que Tecnoiplant, un modelo de fábrica avanzada fruto de bastantes años de investigación, trabaja; lo de crear un sistema holístico y vibrante, que se autosostiene por su alma motora.

Pero aunque se diera en las fábricas actuales, siempre se puede convertir en un demostrador para el resto de la corporación.

La oportunidad está en aprovechar el tirón económico en España. ¡Qué ironía! El hecho de descender a los infiernos (con la anterior crisis), y rebotar a los cielos ahora está causado, precisamente, por no apostar por la industria.

Mi gran miedo es que nos cieguen los números, y sigamos con el espejismo de siempre, sin promover el desarrollo tecnológico, ni la ciencia y la investigación, ni una formación técnica de calidad a los jóvenes.

Pero siempre pienso que, si no te lo dan, y esto no lo esperas jamás, cógelo tú, y haz de tu fabrica un modelo de organización y sociedad exportables. Para que los Gobiernos aprendan, así de claro.

Javier Borda Elejabarrieta es Dr. I.I., Profesor de la ETSII de Bilbao, Presidente y CEO.de Sisteplant.

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