El dulce de leche argentino hecho en España
En 2000, dos hermanos argentinos decidieron elaborar en Barcelona el postre típico de su país. Hoy, clientes de 37 países disfrutan del sabor de Márdel.
Emigrar es volver a nacer. De nada sirven los logros conseguidos en tu país de origen: cuando decides dejarlo, hay que empezar de nuevo y luchar duro. Son palabras de Alejandro Caro Bollo, cofundador junto con su hermano José de la empresa Márdel, dedicada a la producción de dulce de leche y otros derivados, como los alfajores.
Con 22 y 28 años, respectivamente, los dos hermanos dejaron Argentina en 1985, empujados sobre todo por la inestabilidad económica y la inflación que golpeaba a su país. Tras estudiar varios posibles destinos, eligieron para afincarse Barcelona, ciudad que José había visitado en su viaje de fin de estudios.
Los primeros años trabajaron allí donde se les necesitara. Luego decidieron emprender su propio negocio. En 1992 comenzaron a importar varios productos de Argentina, entre ellos dulce de leche, que después vendían a restaurantes y grandes superficies, como El Corte Inglés.
Pero un contratiempo ocurrió en 1997. La Unión Europea prohibió la entrada de productos lácteos de Argentina. La medida, sin embargo, no desanimó a los hermanos, que resolvieron elaborar su propio dulce de leche en España.
El primer paso que dieron fue comprar toda la maquinaria en Argentina y traerla a una pequeña fábrica donde habían comenzado tímidamente a elaborar alfajores. Una vez que tuvieron todas las instalaciones se percataron de que ellos no sabían elaborar dulce de leche.
“Nos lanzamos a la aventura y cuando teníamos todo listo para comenzar a producir nos dimos cuenta de que no sabíamos cómo se hacía, así que decidimos contratar a un experto argentino especializado en técnicas lácteas y traerlo a España”, recuerda Alejandro Caro.
La prueba de fuego fue una cata a ciegas. Hicieron traer del país austral cuatro tipos de dulce de leche, entre ellos el de marca estelar San Ignacio, que se unieron a su producto. 50 personas fueron seleccionadas para la tarea: 35 argentinos y 15 españoles debían puntuar varias características: textura, fluidez, color...
“Nuestro dulce de leche quedó segundo, muy cerca del de San Ignacio y fue el reconocimiento que nos sirvió para terminar de convencernos de que teníamos un buen producto por el que había que luchar. La gente nos decía que estábamos locos, que su sabor dulce no iba a gustar, ya que resultaría empalagoso”, cuenta con orgullo Caro.
Pero esa gente se equivocó, ya que en solo 14 años han conseguido elevar su producción desde los 20.000 kilos de 2000 hasta el millón y medio de 2014, lo que se tradujo en una facturaron de casi seis millones de euros. La producción aumentará este año, ya que en julio pasado abrieron una nueva planta que les permitirá fabricar hasta 22.000 kilos diarios, es decir, ocho millones anuales, aunque por ahora solo fabricarán tres.
La nueva planta, de 1.800 metros cuadrados, aumentará también el número de empleados, desde los 40 actuales hasta los 50 “o alguno más para finales de año”.
Márdel exporta sus siete variedades de dulce de leche a 37 países, entre los que destacan Estados Unidos, Filipinas y Reino Unido. El último en unirse fue Noruega. Sus canales de distribución son tres: los supermercados, más de 3.000, entre los que destaca Carrefour; el de Horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías), y el industrial (fábricas de helados, bombones y pasteles).
Un manjar de origen bélico
Para conocer los orígenes del dulce de leche hay que trasladarse a Argentina a principios del siglo XIX, un país en guerra civil donde las tropas desayunaban a diario lechada, es decir, leche con azúcar caliente.
Un día, las necesidades del combate hicieron que las cocineras de los batallones tuvieran que dejar la leche al fuego durante largas horas, ya que la prioridad era curar a los heridos en el frente. Al volver, se encontraron con la sorpresa de que aquella mezcla se había condensado: sin saberlo habían descubierto el dulce de leche.
Hoy en día este postre argentino se prepara poniendo la leche y el azúcar en ebullición durante hora y media o dos. Esto provoca la denominada reacción de Maillard, que consiste en que la leche y el azúcar se caramelizan, formando la crema y adquiriendo su típico color marrón.
Datos básicos
FeriasLa empresa participa en infinidad de ferias a nivel mundial, espacios donde afirman conseguir gran parte de sus clientes. Algunas de las más relevantes en las que tienen presencia son Anuga en Colonia y Sial en París, donde realizan 250 contactos en cinco días. Les sigue en importancia la de Food Good de Dubái, donde alcanzan los 150 contactos.
InternacionalizaciónSu dulce de leche llega a 37 países, entre los que destacan Filipinas, EE UU y Reino Unido, pero pronto serán muchos más, ya que se encuentran en negociaciones con distribuidores de otros 20 países. El aporte de la exportación a sus ingresos en 2014 fue del 18%. Este ejercicio esperan que supere el 20%. Su previsión para dentro de cinco años es que este porcentaje aumente hasta el 50%.
ProducciónLa construcción de la nueva planta, inaugurada en julio, permite la elaboración de 22.000 kilos de dulce de leche diarios, una cifra muy lejana a la alcanzada durante su primer año, cuando produjeron 20.000 kilos. Con la nueva planta, crecerán también en número de empleados –muchos de ellos de perfil cualificado–, que pasarán de los actuales 40 hasta los 50 que esperan tener a final de año.