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El mayor desplome histórico del índice

La Bolsa de Atenas cae un 16,2% tras cinco semanas cerrada

Un hombre recorre la recepción del edificio de la Bolsa de Atenas (Grecia).
Un hombre recorre la recepción del edificio de la Bolsa de Atenas (Grecia).EFE

Tempus fugit, reza la clásica frase latina. El tiempo se escapa y los inversores de la Bolsa helena, también. El 26 de junio Grecia y sus acreedores seguían negociando la extensión del segundo rescate al país, Yanis Varufakis era aún ministro de Finanzas heleno y la Bolsa ateniense subió un 2% por las moderadas esperanzas de un acuerdo en el mercado. Ese día, horas después, el Gobierno griego convocó un referéndum sobre las condiciones impuestas por la troika y se rompieron las negociaciones, lo que llevó al Ejecutivo de Alexis Tsipras a decretar un corralito y a cerrar la Bolsa desde el lunes siguiente. A comienzos de julio, Grecia claudicó ante la troika y aceptó un tercer programa de ayuda a cambio de reformas. Hoy, cinco semanas después, los rótulos luminosos del parqué griego han vuelto a encenderse y lo han hecho con un rojo intenso.

El escenario en Grecia ha cambiado mucho en estas semanas y los inversores que se quedaron atrapados en el cierre de Bolsa, el mayor en la reciente historia europea en tiempos de paz, han decidido salir atropelladamente del parqué ateniense. El Ase se desploma un 16,2%, aunque ha llegado a bajar más de un 20% en la peor sesión de su historia.

Todos los valores abrieron con caídas y al cierre solo se ha salvado Euroconsultants (+2,7%). La peor parte se la lleva la banca, castigada por las dudas sobre cuándo y cómo se aprobará la necesaria recapitalización de las tocadas entidades financieras helenas. Los cinco bancos que cotizan en el Ase han perdido 4.050 millones de euros de capitalización bursátil en la sesión.

National Bank of Greece baja un 30% (el rango máximo de fluctuación permitido); Piraeus Bank, un 30%; Eurobank, un 29,8%; Alpha Bank, un 29,8% y el Banco de Chipre, un 10%. La Bolsa ha reabierto con restricciones para los inversores griegos, que no podrán comprar acciones con dinero en cuentas bancarias del país heleno para evitar así que regrese la fuga de depósitos de un sector financiero dependiente de la línea de liquidez de emergencia (ELA) del BCE. Esto ha agravado los descensos.

La situación de la banca griega es frágil, pero aun así ha mejorado algo en las últimas semanas.Su liquidez ha subido hasta los 5.000 millones de euros, desde los poco más de 1.000 millones a los que vio reducido su colchón en los peores momentos de la reciente crisis, cuando estaba en cuestión la continuidad del país en la zona euro.

Incierto futuro

Los expertos creen que la Bolsa griega podría tardar todavía varios días en estabilizarse. Manos Chtzidakis, analista de Beta Securities citado por la agencia Reuters, indica que “las compañías no financieras tendrán un mejor comportamiento que los bancos, puesto que están menos expuestas al mercado interno”. De hecho, las empresas que menos cayeron ayer fueron las que tienen más presencia en el exterior.

El futuro no se le presenta particularmente halagüeño para la Bolsa griega pese al acuerdo in extremis alcanzado a comienzos de julio con sus socios europeos. Hoy mismo, los inversores han desayunado tras la apertura con un dato inquietante. En julio, la actividad del sector manufacturero griego bajó desde los 46,9 puntos a los 30,2, un registro sin precedentes en la serie histórica.

A la fragilidad de la economía helena se suma la incertidumbre política, tras la convocatoria por parte de Alexis Tsipras de un congreso extraordinario de su partido para septiembre en el que preguntará a los afiliados sobre su propio liderazgo interno. El primer ministro griego amenazó la semana pasada a los diputados rebeldes de Syriza con dimitir y convocar elecciones si pierde la mayoría parlamentaria. Las reformas exigidas por la troika, de hecho, salieron adelante en el Parlamento gracias al apoyo de las fuerzas de la oposición Nueva Democracia,Pasok y To Potami.

Para añadir más incertidumbre al futuro del país heleno, el FMI siembra dudas sobre su participación en el nuevo programa de asistencia financiera a Grecia por importe de hasta 86.000 millones de euros.El organismo presidido por Christine Lagarde condiciona su presencia en el nuevo rescate a que el país apruebe más reformas y sus socios europeos acepten una reestructuración de la deuda helena.

La apertura bajista de la Bolsa helena ha perjudicado en parte los bonos soberanos de aquel país.Así, la rentabilidad de la deuda griega con vencimiento a diez años, que empezó la sesión en el 10,8%, la cerró en el 12%.

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