Rescate de Grecia: el Bundestag tiene la palabra
La crisis de deuda que atenaza la economía griega está lejos de solucionarse, pero, al menos, parece que se van dando pequeños pasos que permiten ir ganando tiempo. Ayer, el Eurogrupo dio luz verde oficial a la concesión de un crédito puente a Grecia para cubrir sus necesidades financieras inmediatas con el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional.
Este foro, que reúne de manera informal a los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona, señaló en un comunicado que tras recibir “la valoración positiva de las instituciones”, daba el visto bueno a ese crédito de 7.000 millones de euros por tres años, sin el cual el BCE habría cortado con toda probabilidad la aportación de liquidez de emergencia. Se calcula que hasta septiembre, Grecia tiene obligaciones de pago por unos 12.000 millones de euros y de 26.600 millones en el segundo semestre.
Segundo paquete
El Eurogrupo considera en este sentido que las autoridades griegas han implementado el primer paquete de cuatromedidas a tiempo y en general “de forma satisfactoria”. “Tras una evaluación positiva de las instituciones, [....] hemos tomado la decisión de garantizar, en principio, un apoyo de estabilidad de tres años a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), sujeto a que se completen los procedimientos nacionales relevantes”, subraya. Asimismo, el Eurogrupo ha reclamado a las autoridades griegas que adopten “con rapidez” el segundo paquete de medidas antes del 22 de julio, tal y como acordaron el pasado domingo, y actualicen la legislación relacionada con el primer conjunto de medidas de forma coherente con las recomendaciones hechas por las instituciones.
La próxima palabra la tiene hoy mismo el Bundestag, el Parlamento alemán, que tiene que aprobar el acuerdo que se alcanzó el pasado lunes con el Gobierno de Alexis Tsipras y si da vía libre para que se abran las negociaciones para el tercer rescate de Grecia durante tres años, valorado en hasta 86.000 millones de euros (50.000 millones provendrán del MEDE, según anunció hoy su presidente, Klaus Regling).
El grupo conservador del Parlamento alemán presentará notables disensos en la votación de mañana de la Cámara Baja (Bundestag), a la que el gobierno de Angela Merkel pedirá la aprobación para abrir las negociaciones relativas al tercer paquete de rescate a Grecia. Una votación interna realizada ayer, a escala de los 311 diputados de la Unió Cristianodemócrata (CDU) de Merkel y su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), arrojó unos cincuenta votos en contra y algunas abstenciones, según se informó al término de la sesión.A pesar de la confrontación, se espera que la mayoría del Parlamento dé luz verde.
La aprobación por parte del Bundestag se deriva del sí dado por el Parlamento griego en la madrugada del jueves al duro acuerdo con el Eurogrupo, que le exigía aplicar de inmediato una subida urgente del IVA y recortar las pensiones. Ayer, la Cámara Baja finesa, uno de los países que no ve con excesivos malos ojos una hipotética salida de Grecia del euro, hizo lo propio y aprobó el acuerdo. El Parlamento finés, eso sí, exigió “estrictas condiciones”.
Tanto el acuerdo previo alcanzado el pasado lunes entre el Eurogrupo y Atenas como las reformas aprobadas hasta ahora por el Parlamento griego y el visto bueno de los seis Parlamentos nacionales que han de votar este tipo de cuestiones solo implican el inicio de una negociación. Se espera que sea a lo largo de la semana que viene cuando den comienzo y se alargarían por lo menos cuatro semanas. Parece claro que parte de estas negociaciones la centrará la necesidad de llevar a cabo algún tipo de reestructuración de la deuda.
Ayer mismo, el presidente del BCE, Mario Draghi, aseguró que le parece “obvio” que debería haber algún tipo de reestructuración. En Alemania, sin embargo, no parecen tenerlo tan claro. El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, ha admitido que aplicar una quita convencional a la deuda de Grecia “quizá sería la mejor opción” para el país heleno, aunque ha recordado que resulta “incompatible” con ser miembro de la zona euro.