Abrirse paso sin papeleos
Una experiencia piloto en San Sebastián recupera espacios públicos para pequeños negocios.
Ser emprendedor y montar negocio propio no es fácil. Al papeleo burocrático –en España los trámites son lentos y farragosos–, hay que añadir una inversión mínima para iniciar la actividad, en la que oficina o local y equipamiento se llevan gran parte del presupuesto.
Sin embargo, en los últimos años han proliferado iniciativas para atajar la burocracia y emprender con presupuestos ajustados. Los centros de negocios y el coworking son algunas de las opciones para hacerse con una sede empresarial en un pis pas, pero también hay otras propuestas innovadoras para recuperar edificios y locales públicos abandonados o sin actividad a fin de que puedan ser utilizados por emprendedores.
Entre ellas destaca la iniciativa llevada a cabo en el barrio Egia de San Sebastián por el grupo de arquitecto de Paisaje Transversal.
A Laura Rabal y Luis Chocarro la crisis les sacó de la zona de confort de las multinacionales, donde como ejecutivos de alto standing, prestaban servicios. Lejos de amilanarse y arrojar la toalla decidieron “aunar fuerzas y conocimientos”. Cada uno procedía de áreas profesionales diferentes y montaron su propia consultora. Después de hacer números, patear las calles en busca de oficina, calibrar pros y contras, se decidieron por “alquilar un despacho” en un centro de negocios del norte de Madrid.
¿Ventajas? Encontrar un local equipado, cerrar precio y empezar a trabajar. “No necesitábamos hacer mucho papeleo, contratos de arrendamiento o una inversión adicional; ni hacer reformas en el local o comprar mobiliario y equipamiento mínimo”, explica Chocarro. “Alquilamos una oficina, en una buena ubicación, que se ajustaba a nuestras necesidades y totalmente equipada”, añade.
El equipamiento en este tipo de centros suele ser básico –wifi, mesas y sillas y estanterías, aire acondicionado–. Un despacho de unos 10 metros cuadrados en Madrid para dos personas puede costar unos 450 euros de alquiler al mes. A medida de las necesidades, luego se pueden contratar otras prestaciones adicionales en función de las necesidades como “servicio de recepción y secretaria” –a menudo compartidos– o alquiler de salas de reuniones cuyo precio varía en función del tamaño y las horas de ocupación.
Otra ventaja de los centros de negocios es que también se pueden contratar despachos por horas, a media jornada o en días concretos, o simplemente puestos en espacios diáfanos y compartidos. Además, los contratos no suelen incluir cláusulas de permanencia.
La Asociación Española de Centros de Negocios (ACN) cifra en “un 80,95% el ahorro entre alquilar un despacho en un centro de negocios u optar por una oficina tradicional”. El gasto medio entre el primero y el segundo se sitúa entre 2.400 y 12.600 euros, respectivamente.
Igualmente innovador, aunque menos extendido, es el llamado coworking, en el que profesionales de diferentes sectores, autónomos, emprendedores y empresarios comparten el mismo espacio físico para trabajar en sus propios proyectos.
El concepto no solo se reduce a compartir gastos y romper con el aislamiento, también se trata de pertenecer a una comunidad de individuos que intercambian ideas, proyectos, conocimiento y colaboran entre sí.
Desde San Sebastián, un grupo de arquitectos ha lanzado una novedosa iniciativa para que los vecinos de una localidad conozcan qué tienen que hacer para conseguir el permiso de uso de un edificio público vacío. El plan piloto ha comenzado en el barrio donostiarra de Egia, explica Jon Aguirre Such, arquitecto urbanista de Paisaje Transversal. Esta nueva herramienta es “una guía muy fácil de utilizar destinada a asociaciones y pequeños emprendedores que necesiten un espacio para desarrollar sus actividades, ya sean estas de carácter cultural o profesional”.
Se trata, continúa Aguirre Such, “de generar mecanismos, que nos ahorren sinsabores con normativas y burocracias complicadas, para activar espacios públicos y locales comerciales”. La guía, a la que se puede acceder tanto en formato digital como en papel, se conoce con el nombre de Protocolos para la Activación de Espacios. Muestra de forma clara y breve los pasos a seguir para obtener el local, en función de sus necesidades y actividad.
Está formado por cuatro protocolos: el de Locales Comerciales, el de Locales Municipales, el de Espacio Público Peatonal y el de Espacio Público Rodado.
El objetivo es “facilitar los trámites, traducirlos a sencillas pautas para que cualquiera puede acceder a ellos y construir ciudades más activas, dinámicas y habitables. Se trata, en suma, de que la ciudadanía pueda mejorar la calidad de los espacios públicos, generar una mejor vida urbana, desarrollando actividades de ocio y económicas”, concluye el arquitecto.