El Ayuntamiento de Barcelona paraliza las licencias turísticas
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, cumplió ayer con uno de los compromisos adquiridos durante la campaña electoral de las elecciones municipales y puso en marcha una moratoria de un año para la concesión de licencias turísticas en la ciudad. “El turismo es uno de los principales activos de la ciudad y tenemos que cuidarlo y hacerlo sostenible”, dijo.
El anuncio de Colau era esperado en el mercado, ya que había sido una de sus principales reivindicaciones en la campaña electoral, pero no fue hasta ayer cuando tomó forma. El Ayuntamiento de Barcelona, gobernado por Barcelona en Comú, ha hecho efectiva la congelación de las licencias durante al menos un año. El objetivo del consistorio es presentar durante el primer trimestre del año un Plan Especial de Regulación de Alojamientos Turísticos, aunque no descarta ampliarlo otro año más. Entre los proyectos de hotel más simbólicos que se estaban preparando en Barcelona están la reconversión de la torre Agbar, la de Deutsche Bank y el edificio de Henkel. Pero la lista es mucho más larga y se eleva a una treintena, según adelantó Janet Sanz, teniente de alcalde de Ecología, Urbanismo y Movilidad. “No estamos diciendo que ninguno de estos proyectos no salga adelante, sino que abrimos un proceso de reflexión sobre el modelo turístico”, afirmó la alcaldesa.
Esta moratoria, que se suma a la que ya existía en el barrio de Ciutat Vella, busca tiempo para realizar una radiografía del parque de alojamiento turístico en la ciudad que permita evaluar y diagnosticar la oferta existente y el impacto económico y social. Una congelación que afecta a todos los establecimientos, desde hoteles de lujo a albergues, para hacer “un debate tranquilo” de la situación de la ciudad. En la torre Deutsche Bank, que compró KKH, está planteada la construcción de un cinco estrellas de Four Seasons, por un coste de 150 millones, y en la torre Agbar, que adquirió Emin Capital, está planteado ubicar un Grand Hyatt. Otros, como el establecimiento que prepara la constructora del expresidente del FC Barcelona, Josep Lluís Núñez, se libraría de la moratoria.
En el caso de las cadenas españolas, la moratoria puede afectar a Barceló, que proyecta dos nuevos establecimientos en la ciudad, uno en la avenida Diagonal 414 con vistas a la Casa de les Punxes, y otro, en una fase más temprana que prevé la conversión de la antigua sede de Nubiola Pigmentos, situada en Pau Claris con la Gran Vía. Cerca también podría verse afectado un ME de Meliá en la calle Casp con Paseo de Gràcia, de 173 habitaciones.
La ciudad de Madrid podría verse beneficiada
La congelación de las licencias de establecimientos hoteleros de Barcelona podría favorecer a Madrid. “La ciudad va a sufrir por la recuperación de la capital como destino turístico”, afirma Inmaculada Ranera, que destaca el incremento de ocupación y precios que están registrando los hoteles madrileños y que en la ciudad, gobernada por Manuela Carmena, de Ahora Madrid, que no ha planteado restricciones al sector.
La decisión de Colau puede además encarecer los precios de los establecimientos hoteleros que salgan al mercado a partir de ahora. “Ya era una plaza cara para inversores y operadores”, destaca Ranera. Unos inversores que podrían optar, según comenta Albert Grau por otros destinos. Desde el mercado se destacó ayer además la pérdida durante este periodo de puestos de trabajo en la ciudad.
Iberostar también podría verse afectado en la puesta en marcha de su primer proyecto urbano en la península, en el edificio que acoge una tienda de Apple propiedad de Pontegadea, el vehículo de inversión de Amancio Ortega. Room Mate, por su parte, había anunciado que quería reforzar su presencia en la ciudad y habría algún otro operador que ya contaba con fecha de entrada para empezar a gestionar algún establecimiento.
Otro de las cadenas que se verá afectada es Praktik Hotels, propiedad de la familia Trénor y de Artemi Nolla, que hace unos meses adquirió un solar para la construcción de dos hoteles de 100 habitaciones cada uno.
Desde el mercado, la moratoria se aprecia como un signo de inseguridad para la entrada de nuevos inversores. “La decisión crea inseguridad jurídica y administrativa y deja a los inversores interesados en entrar en la ciudad en stand by”, asegura Inmaculada Ranera, directora general de Christie + Co España y Portugal.
Albert Grau, socio-director de la consultora Magma Hospitality Consulting, destaca por su parte que para los inversores interesados en entrar en la ciudad “es una pérdida de tiempo y no les da garantías. Aunque sea solo un año, genera incertidumbre”.