Scope se asienta en España como alternativa a S&P, Moody's y Fitch
La agencia nació en Berlín en 2002 y ahora está en plena expansión internacional Las tres agencias de calificación crediticia tradicionales acumulan el 95% del mercado
La agencia de calificación de riesgos europea Scope Ratings, que aspira a batirse con las gigantes S&P, Moody´s y Fitch aportando un análisis a medida del Viejo Continente, acaba de abrir oficina en Madrid. “España ya ha tocado fondo en la crisis, esperamos una buena tendencia”, justifican su consejero delegado, que defiende que los inversores no se guían ya solo por la nota de las agencias y que buscan un análisis a futuro más elaborado.
"El tiempo de invertir basándose en una letra, una B, un AA, la que sea, esos días se han acabado”, asevera a este diario Torsten Hinrichs, consejero delegado de la agencia de calificación crediticia europea Scope Ratings, en referencia a las letras que suelen asignar las firmas del sector para calificar el riesgo de las empresas.
Aunque Scope también utiliza estas calificaciones, Hinrichs asegura que hoy día los inversores exigen también un mayor grado de análisis y de perspectivas de futuro en cuanto a los riesgos y oportunidades que afronta cada compañía como complemento a la férrea metodología del sector, una de las patas diferenciales que asegura ofrece su firma.
Scope, que destaca ante todo su mayor conocimiento del mercado europeo, pugna por convertirse así en el referente de la calificación crediticia en el Viejo Continente rivalizando con los tres gigantes del sector, Standard & Poor´s, Moody´s y Fitch, que acumulan cerca del 95% los ingresos del negocio. Con esta tarjeta de visita, la firma, que nació en Berlín en 2002 y se posicionó luego en Londres, inicia ahora una nueva expansión internacional abriendo oficina en Madrid.
“De todos los países europeos, España ha tocado fondo en la crisis y vemos tendencias muy positivas”, explica Hinrichs sobre su decisión de implantarse en Madrid. “La ventaja que aportamos a España es que nuestros análisis abren la puerta a otros inversores europeos”, garantiza, dado que no conocen el mercado español y necesitan alguien en el que confíen y con el que hayan trabajado antes que les guíe. Su modelo de análisis, defiende además, tiene en cuenta las particularidades de las empresas europeas que las agencias estadounidenses, con una metodología global para todo el planeta, pasan por alto.
Preocupación por la política
A partir de ahí, Hinrichs relata que los inversores del norte de Europa con los que trabajan están “muy interesados en energías renovables, el mercado inmobiliario, la inversión directa en deuda corporativa y, en menor medida, la deuda bancaria”. Con todo, el consejero delegado de Scope admite que reina cierta preocupación por la situación política y el resultado de las elecciones generales dado precedente griego. “Ya está habiendo pequeñas inversiones pero para los grandes flujos, es necesaria más certidumbre política”, apostilla.
“El modelo de oficinas bancarias ya no es rentable”
Scope Rating ya analiza a grandes empresas en España como Santander, BBVA o Tecnocom y aspira a incrementar pronto esta cartera. Su consejero delegado, Torsten Hinrichs, asume, sin embargo, que a medio plazo también las medianas empresas necesitarán un rating para buscar financiación no bancaria.
La consolidación del sistema financiero, argumenta, ha reducido con fuerza el número de entidades, que además se han vuelto más selectivas en la concesión de crédito ante el encarecimiento de determinados préstamos con la nueva regulación. Una normativa en constante cambio, la financiera, a la que Scope presta especial atención para anticipar el efecto de los cambios en sus análisis.
Hinrichs asegura que S&P, Moody´s y Fitch, que acaban de modificar sus metodologías de análisis para adaptarse a modificaciones como la nueva normativa de rescate de entidades con fondos privados, “han llegado tarde” pues Scope ya había implementado estos cambios hace meses. En cuanto al futuro del sector financiero, Hinrichs asume que serán necesarios nuevos ajustes en el número de oficinas y destaca el caso de España donde dice quedar “atónito” ver el gran número de oficinas unas al lado de otras, “un modelo que ya no es rentable”.