El coche en verano: Aire acondicionado, consumo de gasolina y eficiencia energética
Los coches son imanes para el calor. No sólo es una enorme fuente de calor, sino que su estructura de cristal y metal atrae el mismo, algo que se hace difícilmente soportable cuando llega el verano y las altas temperaturas. Por todo ello, el uso del aire acondicionado se hace obligatorio en la mayoría de los casos pero no hay que olvidar que su uso aumenta el consumo de combustible. La combinación hace que estos meses sean la época más rentable para las mayorías de las estaciones de servicio. Se suma más kilómetros, precios más elevados y el mayor consumo por kilómetros por el efecto del aire acondicionado.
Conoce como funciona el aire acondicionado
El aire acondicionado de un coche es una máquina de frío. A través de una serie de elementos mecánicos y gas refrigerante, enfría el aire caliente del exterior o del interior del propio vehículo (según se elija) para climatizarlo a la temperatura deseada. El funcionamiento del aire acondicionado se basa en la compresión del gas refrigerante mediante un compresor que se acopla al motor. Por esta razón, el trabajo acaba recayendo sobre él y provoca que haya un mayor consumo de combustible.
El consumo depende de diferentes circunstancias. En primer lugar la temperatura que elijamos, que se marcará entre la diferencia entre la temperatura que deseemos y la que haya en el exterior. Cuanto más diferencia haya, mayor será la potencia necesaria y por tanto el consumo de combustible. Al igual que en los sistemas de aire acondicionado en el hogar, lo recomendable es mantener la mayor temperatura en la que nos encontremos confortable. Cada grado menos es un mayor gasto. La segunda es el tiempo funcionamiento. Como es lógico, cuanto mayor sea el tiempo el consumo será mayor. Esto depende, nuevamente, de la diferencia de temperatura, cuanto mayor sea, más tiempo trabaja el compresor.
Con todo ello, las estimaciones medias es que el consumo sube entre un 5% y un 20%. Si nuestro coche consume 7 litros por cada 100 kilómetros, por el uso del aire acondicionado pasará a consumir entre 7,3 a 8,4 litros por cada 100 kilómetros. A esto hay que añadir, especialmente en los coches con motores pequeños, perdidas de potencia.
La ventanilla no es siempre lo más eficiente
Con todo ello, podemos optar por una medida clásica, abrir las ventanillas para enfriar el coche. Además de lo incómodo en muchos casos hay que añadir que no siempre es tan económico e incluso a veces puede salirnos más caro que encender el aire acondicionado. La razón es la aerodinámica. Con las ventanillas abiertas se rompe la misma siendo mayor esta pérdida cuanto más rápido se mueva el vehículo. El punto de corte en el que por esta razón el motor tenga que trabajar más y consumir más dependerá del modelo del vehículo pero generalmente está alrededor de los 80-90 km/h.
Por tanto a pequeñas velocidades será más barato abrir las ventanas, pero en la mayoría de los trayectos por carretera o autopista lo es tener encendido el aire acondicionado a una velocidad moderada. Además de ello, algunos consejos básicos nos ayudarán a que consumamos menos energía con los sistemas de climatización de los coches: aparcar en sombra, cubrir las zonas de más incidencia del sol (con protectores en el parabrisas) o enfriar el coche que hemos dejado al sol durante muchas horas, abriendo las ventanas y enciendo el aire para que el frío, de mayor densidad, hace elevar y escapar el caliente, de menor densidad. Todo ello para procurar que el aire acondicionado no se convierte en un lujo y sea accesible para la mayoría de los bolsillos.