El Banco de España cree que el PIB creció un 1% en el trimestre
El Banco de España estima que el PIB creció un 1% en el segundo trimestre del año, lo que supone cierta aceleración respecto al 0,9% registrado entre enero y marzo, aunque el supervisor avisa de que se podría observar una pauta de “cierta contención” en la segunda parte de 2015.
En el boletín económico del mes de junio, el Banco de España explica que el crecimiento intertrimestral del 1% del segundo trimestre situaría la tasa interanual en el 3,1%, lo que supone un “elevado ritmo de crecimiento” que viene acompañado de “una rápida creación de empleo” en un entorno de corrección de desequilibrios y mejora de condiciones de financiación.
Gracias a este comportamiento de la actividad en la primera mitad del año, “más positivo de lo anticipado en marzo”, el Banco de España ha elevado tres décimas su previsión para todo el año, hasta el 3,1%. Para 2016 espera una continuación de la fase de dinamismo, aunque dentro de una pauta de “cierta contención” que podría empezar a percibirse en la segunda mitad de este año.
De este modo, se estima para 2016 un crecimiento medio anual del 2,7%, tasa igual a la que se proyectó en marzo. Los riesgos de desviación respecto a este escenario central presentan un balance “equilibrado”, si bien la reciente volatilidad en los mercados financieros aumenta la incertidumbre. En el ámbito interno, el Banco de España admite que la incertidumbre acerca de la agenda de reformas a medio plazo podría generar un descenso en la confianza de los agentes.
Según el supervisor, el incremento del 3,1% en el conjunto del año será consecuencia de una “evolución muy dinámica” de la actividad en el primer semestre y de una “gradual desaceleración” posterior, que se prolongaría el próximo año. La moderación del crecimiento se explicaría por la amortiguación de impulsos como la reducción del precio del petróleo y de la depreciación del euro.
En cualquier caso, el avance del PIB en todo el horizonte de proyección vendrá determinado, fundamentalmente, por el vigor de la demanda interna, en un contexto de mantenimiento del tono positivo del empleo, de mejora de las condiciones para la financiación de familias y empresas y de fortalecimiento de las exportaciones.
Las nuevas previsiones del Banco de España contemplan “la prolongación” del proceso de “intensa creación de empleo” y de moderación salarial que se viene observando desde el inicio de la recuperación. El avance del empleo (2,9% este año y 2,6% en 2016) supondrá reducciones “adicionales” de la tasa de paro que, no obstante, se verán atemperadas por el aumento de la población activa.
En materia de precios, el banco emisor espera que el IPC alcance valores positivos en el tramo final de 2015 para experimentar después una “moderada aceleración”, aunque no alcanzará niveles próximos al 2% hasta después de 2016. En términos del deflactor del PIB, el Banco de España estima que los precios podrían crecer, en término medio, un 0,3% en 2015 y un 0,6% en 2016. EVOLUCIÓN DEL PIB EN EL SEGUNDO TRIMESTRE
En el segundo trimestre del año, el crecimiento de la actividad se habría apoyando de nuevo en la “fortaleza” de la demanda interna, con un “mayor vigor” del consumo de los hogares y la inversión en equipo y en vivienda.
Además, entre abril y junio se habría mantenido un “elevado” ritmo de creación de empleo, similar al de la expansión del PIB, de modo que la productividad aparente del trabajo se habría mantenido estable. De hecho, el Banco de España constata “cierta aceleración” en las afiliaciones en el segundo trimestre y un mantenimiento del descenso del paro.
Dentro de los componentes del crecimiento, el gasto en consumo de los hogares habría mantenido en el segundo trimestre el tono expansivo del inicio de 2014, con una tasa de crecimiento intertrimestral que podría cifrarse en el 0,9%, dos décimas más que en el primer trimestre.
El consumo de los hogares se habría apoyado en el afianzamiento de la senda de “suave recuperación” de la inversión residencial, la “favorable evolución” del mercado de trabajo y la “progresiva mejora” de las condiciones financieras, que favoreció una mayor actividad crediticia. Además, los datos disponibles apuntan a una nueva mejoría de la situación patrimonial de los hogares.