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Columna
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La oportunidad perdida de EE UU

El gobierno de Estados Unidos ha desperdiciado una oportunidad creada por la crisis en los préstamos de vivienda en Estados Unidos. Abordar el costoso alquiler sería una manera inteligente de aumentar la propiedad de viviendas a en el tiempo y podría decirse que crearía más puestos de trabajo. En su lugar, Washington ha animado hipotecas que recuerdan a la burbuja inmobiliaria de la última década.

La desventaja potencial es, al menos, mucho más manejable que en 2007. Hay muchas menos hipotecas de riesgo, con las ratios de entre deuda e ingresos de los prestatarios bajas y las puntuaciones de crédito FICO al alza, y sin complejos valores o derivados del mercado hipotecario que lo compongan. Pero la política no ha impulsado la propiedad de la vivienda en Estados Unidos –la tasa era del 63,7% a finales del primer trimestre, su nivel más bajo desde 1993–.

Mientras tanto, la demanda de alquiler ha aumentado, empujando los costes hasta un máximo histórico del 30% de los ingresos de media a finales del año pasado, según Zillow –4 puntos porcentuales por encima de la cifra de 2006–. Por el contrario, la misma relación para las hipotecas se ha reducido al 15% desde un 25% durante el mismo período.

Deshacerse de las deducciones fiscales por los intereses de las hipotecas –o al menos limitarlas a los prestatarios menos ricos– podría ayudar a revertir esta situación. El dinero podría ser utilizado para reducir los costes de las rentas de los inquilinos, tal vez dándoles un poco de aliento para que puedan apartar algunos ahorros para realizar un pago inicial.

Unos alquileres más baratos también podrían persuadir a millones de estadounidenses para deshacerse de sus compañeros de piso o mudarse de la casa de sus padres, lo que podría impulsar la construcción –y el empleo–. Eso sentaría algunas de las bases de una política de vivienda más resistente.

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