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Tribuna
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Más competitividad en la edificación

Los cambios producidos en el mercado de la edificación conducen a un escenario en el que la obtención de un título universitario ya no es suficiente para ser competitivo en la búsqueda de empleo. La creciente movilidad laboral y la necesidad de lograr proyectos fuera de nuestras fronteras conllevan para los profesionales la necesidad de avalar su capacidad, algo que no es posible si no se articulan procesos transparentes, coherentes y viables de evaluación y certificación de las competencias profesionales de una forma continuada en el tiempo. Esa es la misión de la certificación profesional, una exigencia que crece con la madurez de los mercados y que resulta imprescindible al competir por proyectos con empresas de países donde la certificación está plenamente consolida. De esta manera, para poder trabajar en países como China, cualquiera puede trabajar en una obra, pero en mercados más avanzados hay diferentes tipos de requisitos profesionales con distinto nivel de exigencia.

En España y México existe la colegiación obligatoria para determinadas actividades y un sistema de visados, mientras que en Reino Unido o Alemania, el mercado profesional se encuentra liberalizado y no existen los colegios, sino asociaciones profesionales que reconocen la trayectoria y capacidades laborales de sus miembros. La más veterana es la británica Royal Institution of Chartered Surveyors (RICS), cuya certificación profesional goza de prestigio internacional. En EE UU existe el Project Management Institute (PMI), que cuenta para sus certificaciones con el aval de la IS0 17024.

El no disponer de certificación profesional supone que nuestras empresas y profesionales estén en desventaja en concursos y licitaciones, y con ello reduzcan las posibilidades de generar ocupación. Pierden competitividad frente a grupos de estos países, capaces de demostrar que sus equipos están capacitados en las competencias transversales, como polivalencia, capacidad de trabajo en equipo, orientación a resultados, liderazgo, y una experiencia y formación continuada.

Podemos definir la certificación profesional como el reconocimiento formal de la competencia de una persona para la realización de una determinada actividad profesional, después de someterla a un proceso de validación por parte de una entidad independiente. Resulta evidente que este reconocimiento ofrece mayores garantías a las empresas que quieren contratar profesionales y a los particulares o la Administración que desean contratar empresas. Y, por lo tanto, implica mayores posibilidades competitivas y aumenta la empleabilidad del profesional también a nivel nacional. En este sentido, se ha identificado que el mercado laboral demanda profesionales especializados, por lo que la certificación profesional se presenta como la garantía de esa especialización. Lo mismo ocurre con las actividades emergentes, como la gestión o auditoría energética. Actividades que demandan la definición de criterios que determinen y demuestren la aptitud de los profesionales para abordar estos trabajos.

La certificación como testigo de las competencias y las capacidades de las personas requiere de un proceso transparente, creíble, válido y con una alta significación y actualización periódica. Supone también una garantía para los profesionales al organizar su propio recorrido formativo y laboral, al otorgar a su poseedor un reconocimiento público dentro y fuera de las instituciones donde desarrolla su trabajo. Por esto motivo, estamos convencidos de que el reconocimiento de las competencias basadas en la especialización y la diferenciación es un mecanismo eficaz para mejorar la competitividad y la empleabilidad de los profesionales españoles de la edificación.

La certificación tiene además un segundo elemento positivo: crea una nueva cultura que hace comprender la importancia de la formación y el aprendizaje a lo largo de toda la vida laboral y la necesidad de adaptación a un mercado que evoluciona cada día con mayor rapidez. Según un estudio elaborado por PwC, durante los próximos años en Alemania, Francia, Inglaterra y España, la demanda de obra nueva no será significativa, pero sí la rehabilitación, mantenimiento e implantación de la eficiencia energética, lo que delimita los perfiles de auditor energético de edificación, consultor técnico en edificación, director de ejecución de obra y coordinador de seguridad y salud como los más demandados de aquí al año 2020 en Europa. ¿Estarán nuestras empresas y profesionales preparados para afrontar este reto?

Diana Tallo es gerente de la Agencia de Certificación Profesional

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